Cuando perder es lo de menos

El columnista Daguito Valdés deja sus impresiones sobre los dos choques de Cuba en la eliminatoria mundialista rumbo a Catar 2022

Cuba de fútbol
 

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Veníamos de un largo calvario de goleadas y malos resultados con la Selección Cubana de Fútbol. Los aficionados, aunque luchando, habían perdido las esperanzas de que hubiera (al menos) una mejoría en ese equipo.

La luz se hizo cuando hace unos meses, la Federación anunció a los cinco futbolistas internacionales que abrirían la puerta de los legionarios en la Selección. Allí, de manera oficial, comenzaron a subir las expectativas de todo un pueblo con su fútbol.

A inicios de este mes llego la convocatoria, faltaba un pilar fundamental en Marcel Hernández, pero los otros 4 elegidos efectivamente en la lista a disposición de Pablo Elier Sánchez. Se había cumplido el sueño (o parte de él).

Guatemala vs Cuba (1-0)

Se venía el primer partido del eliminatorio mundialista rumbo a Qatar 2022. El Volcán Pacaya no dejó llegar a tiempo a Maikel Reyes y mucho menos a Onel Hernández que arribó al estadio cuando ya había comenzado el encuentro. La Selección Cubana no lució bien allí, Guatemala nos superó en todas las líneas y aspectos del juego y se merecieron la victoria.

Los Antillanos no lograron encarrilar un solo ataque que terminara en verdadero peligro para los locales y se vieron (lógicamente) desenchufados, fuera de forma y faltos de trabajo en grupo. Lo normal cuando llevas 18 meses sin disputar un solo partido internacional.

Allí se dio un elemento histórico. Onel, tras su llegada a destiempo, no quiso quedarse en la grada o en el banquillo y pidió (con el corazón que se le quería salir del pecho) entrar al terreno en el mediotiempo. Debutaba así el jugador más mediático de Cuba.

Cuba vs Curazao (1-2)

Después del primer partido, Pablo Elier pudo al fin tener a su grupo completo y trabajar con vistas al segundo desafío que era aún más duro, los cabeza de serie dirigidos por Guus Hiddink y la mayoría de sus futbolistas jugando en el fútbol europeo.

Fue otra cosa. Radicalmente. La Selección Cubana salió con otros bríos a la cancha y sorprendió a Curazao que nunca encontró la solución a lo que se le estaba viniendo encima. Los nuestros tuvieron el balón, la circularon inteligentemente, intentaron jugadas pre elaboradas, completaron varios ataques y presionaron al rival bien arriba.

Dos distracciones defensivas convirtieron en gol 2 de las 4 ocasiones que tuvo Curazao, mientras que nosotros seguíamos fallando las oportunidades que nos fabricábamos. El punto culmen fue el golazo de Onel Hernández que empató el partido y que toda Cuba gritó hasta la ronquera. El futbolista avileño lo había prometido y lo cumplió, marcó su primer gol con la Selección Cubana.

Aunque el partido se terminó perdiendo, nada tuvo que ver con el de Guatemala, en este caso, fue Cuba quien lo hizo mejor y mereció al menos el empate.

El camino

Aunque fueron dos derrotas, aunque ya no hay posibilidades de clasificación a la siguiente ronda y nuestro sueño mundialista duró menos que el famoso merengue en la puerta de aquel colegio, el camino hacia lo que hay que hacer y lograr quedó definitivamente marcado. Ahora el objetivo es la clasificación a la Copa Oro 2021 y para eso necesitamos que sigan llegando jugadores profesionales a nuestro equipo.

En junio, los partidos contra San Vicente e Islas Vírgenes tienen que servir para engranar la maquinaria con vistas a ese importante parto contra Guyana Francesa y luego (presumiblemente) contra Trinidad y Tobago para no perder el boleto al torneo más importante de nuestra área.

La llegada más importante y esperada es la del delantero habanero de Liga Deportiva Alajuelense, Marcel Hernández, un futbolista distinto entre muchos. Un ariete que te aporta goles (de imperante necesidad) pero también fabrica oportunidades para él y sus compañeros. Hay que garantizar que llegue Marcel en junio, y además de él otros que quieren venir y pueden aportar mucho.

Como decía en el título: Perder es lo de menos (…) cuando has abierto la puerta a la esperanza y sabes (por fin) el camino a seguir. No hay vuelta atrás.

 

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