Universidades sudafricanas estigmatizan y alienan a los estudiantes de medicina que se han formado en Cuba al tacharlos de “incompetentes” y “extranjeros” en su propia tierra una vez regresan a completar sus estudios en el país.
Como parte de un programa bilateral, en Cuba actualmente se forman cerca del 40 por ciento de los futuros médicos de Sudáfrica. Sin embargo, al volver a su país, enfrentan severos problemas de aceptación y adaptación, lo que impacta en su autoestima y capacidad para titularse y ejercer.
La confianza en sí mismos de cientos de alumnos se está rompiendo, lo que genera altas tasas de reprobación en los exámenes finales y socava el compromiso del gobierno sudafricano de forjar un sistema de salud más democrático e inclusivo, reseña el medio University World News, dedicado a la actualidad informativa y académica del mundo universitario.
Si bien en otros países las acusaciones a los galenos formados en Cuba pasan por una supuesta formación deficiente, en el caso de Sudáfrica se alegan divergencias y diferencias notorias entre dos modelos de atención médica, lo que impide una rápida reinserción de los estudiantes capacitados como parte del programa de Colaboración Médica Nelson Mandela-Fidel Castro (NMFCMC).
De acuerdo con los resultados de un estudio de doctorado citado por el referido medio, los estudiantes de medicina sudafricanos que regresaban de cinco años de formación en Cuba son "vistos como extranjeros e incompetentes" y enseñados "por humillación" en la Facultad de Medicina de la Universidad de KwaZulu-Natal (UKZN).
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La autora de la tesis, Buhle Maud Donda, concluye a partir de sus análisis que cientos de aspirantes a médicos que se capacitaban cada año como parte del NMFCMC estaban siendo infravalorados.
Bajo el título "La formación médica cubana para estudiantes sudafricanos: un estudio de métodos mixtos", la investigación recuerda que el programa se inició en 1996 y se amplió en 2011, una expansión que permitió que cercas de 800 estudiantes sudafricanos se formasen cada año en Cuba.
La cifra fue creciendo progresivamente y ya para 2017 eran 4 000 los sudafricanos que estudiaban en la isla, 700 de los cuales regresaron a su país en 2018 para recibir de uno a tres años de capacitación extendida en las escuelas sudafricanas antes de comenzar a ejercer.
Según Donda, gran parte la discriminación se basaba en una falta de voluntad académica para identificar y reconocer la importancia de la atención médica primaria, en lugar de la atención curativa secundaria, dentro de los planes de estudio médicos de Sudáfrica.
Ello, a pesar del énfasis puesto sobre el enfoque preventivo en los planes gubernamentales para reformar el servicio de salud del país. “Todos los desafíos surgen del hecho de que las habilidades y los conocimientos que aportan estos estudiantes no son completamente aceptados en Sudáfrica”, defendió Donda en las conclusiones de su estudio.
A los formados en Cuba “se les considera 'deficientes'”, lamentó, en lo que define como una especie de colonialismo a la inversa, derivado de filosofías médicas divergentes.