El pasado jueves 21 de noviembre, Alcides Arce, policía y subdirector Apoyo Legal del Ministerio de Seguridad de Costa Rica, no imaginaba que sería agredido por manifestantes, con moretones aun visibles, y amenazas de ser quemado.
Ese día, alrededor de 40 estudiantes de la Universidad de Costa Rica (UCR), se encontraban, a modo de protesta, bloqueando una populosa zona de la capital, conocida como la Fuente de la Hispanidad, impidiendo el paso de muchos vehículos.
Arce, junto a tres policías, y su jefa, Katia Rivera, se dirigieron pasadas las 9 de la noche al lugar para registrar lo que estaba aconteciendo y levantar el bloqueo, pues llevaba al menos 10 horas horas de no permitir el tránsito.
Ya en agosto anterior, la Sala Constitucional de ese país concluyó que cuando la protesta afecta una vía principal, su bloqueo, independientemente de la existencia o no de rutas alternas, supone una afectación grave y lesiona fuertemente los intereses y derechos de terceros en todo ámbito: salud, comercio, trabajo, recreación y ambiente sano, entre otros.
El también abogado contó a ADN Cuba cómo uno de los manifestantes, de aproximadamente 1.80 metros de estatura, golpeó en el rostro a Rivera, sin importarle que esta fuese mujer, y además, autoridad.
"Al parecer ellos (manifestantes) se empoderaron porque vieron que eramos pocos, nosotros cinco contra ellos que eran 40 o 50, y atacaron", agregó.
Alcides vivió en primera persona cómo los manifestantes rociaron a policías con el mismo combustible que utilizaron para quemar la calle.
Además, él fue agredido, lo cual le ocasionó la apertura de su muñeca derecha y moretones en el brazo izquierdo, que aun no recuerda claramente cómo sucedió.
A pesar del video anterior, publicado por el ministro de Seguridad, Michael Soto, donde se observa a uno de los manifestantes prendiéndole fuego a la calle y luego vertiendo del mismo galón combustible al policía, Ana María Rojas, estudiante de la UCR y vocera del Frente Autónomo Interuniversitario (FAI), lo niega.
En declaraciones a Semanario Universidad, Rojas expresó que "se puede apreciar que, en ningún momento, la intención no fue ni cercana a querer quemar a alguien vivo. Fue simplemente una cuestión de protección, para replegarnos con tiempo. Realmente funcionó porque (los oficiales) se venían de estampida desde arriba y eso frenó el impacto con el que pudieron haberse acercado".
Al final de este lamentable incidente fueron detenidas siete personas contra las que se sigue una investigación.