El presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció el registro de la segunda vacuna en el país contra la COVID-19, denominada EpiVacCorona y desarrollada por el Centro Estatal de Investigación de Virología y Biotecnología Véktor.
Putin destacó que, al igual que con Sputnik-V (la primera registrada), Rusia promoverá la segunda vacuna en el extranjero y abogó por que la producción del fármaco se concentre en aquellos países donde se vaya a comercializar.
Al mismo tiempo, subrayó que las vacunas rusas contra el coronavirus deben satisfacer primero todas las necesidades del mercado nacional y llegar al mayor número de farmacias posible.
El Gobierno adelantó que 40 000 voluntarios participarán en los análisis clínicos de la segunda vacuna rusa, de los cuales 150 personas son mayores de 60 años. Además, adelantó que la primera partida, de 60 000 dosis, será producida “en breve”.
La primera vacuna rusa fue registrada el pasado 11 de agosto y actualmente se encuentra en la fase 3 de los ensayos, cuyos primeros resultados se esperan para este mes y el próximo.
Según las autoridades, Rusia registró en las últimas 24 horas 14 231 casos de COVID-19, cifra que sigue la tendencia al alza de los contagios de las últimas semanas.
Desde el inicio de la pandemia se detectaron 1 340 409 casos en Rusia, y 23 205 personas fallecieron a causa de la enfermedad. Moscú, donde a los enfermos crónicos y mayores de 65 años se les recomienda permanecer en sus casas y se promueve el teletrabajo, sigue siendo el principal foco infeccioso del país.
En agosto, el autócrata ruso se jactó de haber logrado la primera vacuna contra el coronavirus, la Sputnik V, aunque medios especializados y la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijeron que debía ser revisada y comprobada. Venezuela será el primer país que la utilice, según declaró su dictador, Nicolás Maduro.
La vacuna rusa no figuraba entre las seis que según señaló la OMS la semana pasada estaban más avanzadas. El organismo con sede en Ginebra citó entre esas seis a tres candidatas a vacunas desarrolladas por laboratorios chinos, dos estadounidenses (de las farmacéuticas Pfizer y Moderna) y la británica desarrollada por AstraZeneca en colaboración con la Universidad de Oxford.
Aunque la vacuna aún no ha pasado la fase de ensayos clínicos, el jefe del Servicio Federal Antimonopolio de Rusia, Ígor Artémiev, dio a conocer que el precio por dosis no superará los 13 dólares.
El Gobierno de Rusia dijo que estaría dispuesto a revisar el costo del fármaco cuando otras naciones produzcan sus propias versiones de la vacuna. “El precio solo disminuirá cuando aparezcan los indicadores de los países de referencia”, agregó Artémiev, quien no especificó de cuál de las tres vacunas desarrolladas hacía referencia.