El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, ha hecho este viernes una defensa cerrada de la Guardia Revolucionaria y sus actividades en la región. “La bofetada que supusieron los misiles lanzados [por Irán] contra las bases estadounidenses en Irak muestra que Dios está de nuestro lado”, ha manifestado durante el rezo del viernes, que ha dirigido por primera vez en ocho años.
Su inusual sermón se produce después de las protestas por el retraso de los militares en reconocer que habían derribado un avión de pasajeros ucranio. Jamenei, que lo ha calificado de “incidente amargo”, se ha centrado sin embargo en acusar a los manifestantes de “no tener en cuenta el interés nacional” y “hacer el juego al enemigo”, mientras ha llamado a la unidad nacional.
La máxima autoridad política y espiritual de la República Islámica ha querido capitalizar las muestras de apoyo que generó el asesinato del general Qasem Soleimani por fuerzas estadounidenses en Irak para transformarlas en un mensaje de unidad al mundo. A la vez que, apoyándose en unos versículos del Corán, pedía a los iraníes que se sientan agradecidos y resistan frente a la presión de los enemigos porque Dios está del lado de Irán.
“Hemos vivido dos semanas extraordinarias y llenas de sucesos, de los que hemos aprendido la lección”, dijo el líder supremo. “Millones de personas salieron a la calle en nuestras ciudades y cientos de miles en Irak y otros países en el mayor funeral que ha visto el planeta; eso es lo que llamamos un día de Dios. (…) También fue un día de Dios en el que los misiles alcanzaron las bases de Estados Unidos en Irak”, ha declarado, de acuerdo con la traducción al inglés de PressTV que ha trasmitido en directo el sermón.
El Ayatollah arremetió también contra los países occidentales, diciendo que son demasiado débiles para “poner de rodillas a los iraníes”. Aseguró que el Reino Unido, Francia y Alemania, que esta semana activaron un mecanismo de disputa para tratar de hacer que Irán vuelva a cumplir con el deshilachado acuerdo nuclear de 2015, eran gobiernos “despreciables” y “sirvientes” de Estados Unidos. Si bien admitió estar dispuesto a negociar, dijo que no lo haría con Washington.
Miles de personas asistieron a las oraciones del viernes, interrumpiendo ocasionalmente su discurso con cánticos como “Dios es el más grande” y “Muerte a América”. Las tensiones entre Irán y Estados Unidos han aumentado constantemente desde que el presidente Donald Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear de 2015, que habían impuesto restricciones al programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales.
Desde entonces, Estados Unidos ha impuesto medidas paralizantes a Irán, incluyendo a su vital industria de petróleo y de gas, empujando al país a una crisis económica que ha desatado varias olas de protestas esporádicas y sin liderazgo. Trump ha animado abiertamente a los manifestantes —incluso twiteando en farsi—, con la esperanza de que las protestas y las sanciones produzcan un cambio fundamental en un adversario de larga data.
(Con reportes de agencias)