La vicepresidente argentina Cristina Fernández de Kirchner volverá a viajar en febrero a La Habana, Cuba, a visitar a su hija Florencia, quien se encuentra sometida a un tratamiento médico en ese país.
La ex mandataria permanecerá en Cuba del 6 al 12 de febrero, según informó su abogado Carlos Beraldi ante los tribunales que tramitan su caso por corrupción, quienes autorizaron este nuevo viaje de la veterana estadista al país caribeña.
El 10 de febrero se reanuda el juicio oral por la obra pública concedida al empresario Lázaro Báez, que está en la etapa inicial de indagaciones, pero su presencia no es necesaria. Ella ya hizo su descargo allí con fuertes acusaciones de que el caso contra ella tenía implicaciones políticas.
Esta es la novena vez que Cristina viaje al país caribeño a ver a su hija, que se encuentra allí desde marzo del año pasado bajo tratamiento médico por estrés postraumático y un linfedema en las piernas, de acuerdo a lo informado por su madre y sus abogados ante la justicia. La joven está siendo tratada en el Centro de Investigaciones Médicas Quirúrgicas (Cimeq) de La Habana.
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La hija viajó por primera vez el 5 de diciembre de 2018, invitada al festival de cine de La Habana por su documental “El camino de Santiago”, sobre la muerte de Santiago Maldonado, momento en que aprovechó para hacerse un chequeo médico completo. En febrero de 2019 volvió a Cuba para hacer un curso para guionistas de cine y su salud se deterioró. Ya no pudo regresar.
Fernández de Kirchner estuvo en Cuba la última vez del 28 de diciembre al 12 de enero de 2020, según dijo para pasar el fin de año con su hija. Los tribunales orales federales 2 y 5, encargados de juzgarla por tres casos de supuesta corrupción, otorgaron a la vicepresidenta el permiso para abandonar el país suramericano hasta el día de su regreso.
Antes de viajar a verla por primera vez el 14 de marzo, la exmandataria relató que su hija sufre problemas de salud provocados por la "persecución feroz" a la que, según asegura, la somete la Justicia, que las acusa a ambas y al otro hijo de Cristina, Máximo, de presunto lavado de activos y asociación ilícita por las operaciones que empresas de la familia Kirchner realizaron con adjudicatarios de obra pública durante su Gobierno.