“La resolución emitida hoy, miércoles 20 de octubre de 2020, por el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), sobre la situación en Nicaragua, es una resolución de baja intensidad”, manifestó Álvaro Leiva Sánchez, activista nicaragüense de derechos humanos en el exilio, en conversación con ADN Cuba.
El secretario ejecutivo de la Asociación Nicaragüense Pro-Derechos Humanos (ANPDH) añadió que los países miembros de la OEA también hacen parte del Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH) y, aun así, hubo algunos que se abstuvieron de votar la resolución de la OEA sobre Nicaragua.
“Los países que se abstuvieron omiten la justicia, la competencia universal y la responsabilidad de proteger. A menudo sobresalen cuestiones de soberanía, de no injerencia, de no intervención, pero estas no pueden ser invocadas como justificativas para perpetuar la comisión de crímenes de lesa humanidad y de violaciones de los derechos humanos como está sucediendo en Nicaragua”, explicó Leiva.
El también delegado de la Misión para Centroamérica y los Estados Unidos de la Canadian Human Rights International Organization (CHRIO), aseveró: “Cuando se constata que un Estado está cometiendo atrocidades y actos delictivos contra la población, los Estados concernidos tienen la responsabilidad y la obligación de actuar para prevenir y para sancionar estas actuaciones e ilegalidades. Pero este no ha sido el caso de los Estados que se abstuvieron de votar la resolución. La comunidad internacional debe actuar”, remarcó Leiva.
“Se pusieron en sintonía con el régimen Ortega-Murillo que, mientras habla de soberanía, ha estado convirtiendo a Nicaragua, desde 1979, en una guarida del terrorismo, del secuestro político, del crimen organizado y del narcotráfico. Incluso así hablan de diálogo nacional para distraer a la comunidad internacional y eludir la justicia universal”, abundó el activista.
¿Por qué hubo países tan importantes como Argentina o México que se abstuvieron de votar la resolución? “Porque no tienen voluntad política para implementar los compromisos que acogieron libremente como Estados soberanos, para la protección de la democracia, de los derechos humanos, así como para el restablecimiento de la democracia y de las libertades en Nicaragua, de conformidad con los compromisos globales y regionales, en especial con la Carta Democrática Interamericana. No me sorprende que haya gobiernos que hablan de que quieren cambios, pero no son coherentes entre lo que dicen y lo que hacen”, dijo Leiva a este medio.
“¿Por qué no se logró unanimidad en esa resolución sobre la situación de Nicaragua si la realidad del país es evidente y ha sido corroborada por observadores internacionales creíbles que han constatado la deplorable situación de derechos humanos y de libertades, cuando hay siete candidatos encarcelados y 150 presos políticos?”, cuestionó el activista.
Para Leiva, frente a los casos de países que sufren la brutal represión de los regímenes que ostentan el poder, como Cuba, Nicaragua o Venezuela en la región latinoamericana, los Estados miembros de la OEA y del SIDH están obligados y deben responder ante la comunidad internacional.
¿Qué rol cumplió la ideología en las abstenciones de México y de la Argentina? “Hay que estar claros: lo ideológico es un elemento de gran trascendencia en función de la voluntad política. Esta cuestión pesa mucho a la hora de adoptar grandes decisiones y tener que tomar una postura internacional en un foro regional o mundial. La ideología se presta a ser partícipe de violaciones de los derechos humanos. A veces, la ideología hace que países sean partícipes indirectos de terribles violaciones de los derechos humanos, perpetradas por regímenes autoritarios con los cuales son afines ideológicamente. La ideología y la voluntad política están íntimamente ligadas”, concluyó el secretario ejecutivo de la ANPDH.