Los disturbios generados en Estados Unidos tras la muerte del afroestadounidense George Floyd ―la última víctima del racismo y los abusos policiales― han generado alarma sobre un probable aumento de los casos positivos de coronavirus, que podría sobrevenir tras la violación del distanciamiento social y otras medidas sanitarias.
Luego de las protestas de este sábado, la alcaldesa de Atlanta, Keisha Lance Bottoms, advirtió a los manifestantes: "Si estuviste protestando anoche, probablemente debas hacerte una prueba del coronavirus esta semana".
De acuerdo con el reporte de la agencia AP, la funcionaria agregó: "Todavía hay una pandemia en Estados Unidos que está matando a personas negras y de color en mayor número".
También las autoridades de Salud de Minesota, el estado donde murió Floyd, expresaron su preocupación: "Tenemos dos crisis que se encuentran una encima de la otra", dijo el alcalde de Mineápolis, Jacob Frey, en alusión a la pandemia de coronavirus y a los "disturbios raciales".
Según los expertos, los enfermos asintomáticos podrían infectar a numerosas personas durante las protestas, que ya han llegado a más de una decena de ciudades de Estados Unidos.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) han advertido que la mayoría de las mascarillas usadas evitan que las personas infectadas propaguen el virus, pero no evitan el contagio de las personas sanas expuestas al virus.
Hasta este domingo, el país ―considerado actualmente el epicentro mundial de la pandemia de coronavirus― reportaba más de 1,7 millones de infecciones y casi 104 000 muertes por COVID-19.
Este sábado, decenas de ciudades de Estados Unidos, de norte a sur y del Atlántico al Pacífico, fueron escenario de violentos disturbios en protesta por la muerte de Floyd.
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En Indianápolis (norte) una persona murió y al menos otras dos recibieron disparos en el transcurso de las protestas que tenían lugar en el centro de la ciudad, explicó en rueda de prensa el jefe de la Policía de la ciudad, Randal Taylor.
Floyd murió después de que un policía blanco lo inmovilizase, ya esposado, con la rodilla en el cuello durante varios minutos, pese a sus ruegos de que no podía respirar, en una escena grabada por un transeúnte. La indignación por ese suceso se ha se ha ido propagando desde Mineápolis, donde se produjo el incidente, a otras ciudades.
Una treintena de urbes, entre ellas Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Cleveland, Miami, Dallas e incluso Washington DC, donde los incidentes llegaron frente a la Casa Blanca, fueron escenario este sábado de disturbios y enfrentamientos entre manifestantes y policías.