La cadena de tiendas estadounidense J.C Penney se declaró en bancarrota debido a los estragos financieros derivados de la pandemia del coronavirus. Con 118 años de historia, la compañía se une a la lista de grandes minoristas del hogar que se ven obligadas a pedir apoyo gubernamental: previamente lo hicieron Neiman Marcus, J.Crew y Stage Stores.
J.C. Penney señaló que debía cerrar temporalmente alrededor de 850 tiendas en Estados Unidos, menos de una cuarta parte de su base de establecimientos en 2001. Durante cinco años consecutivos ha disminuido sus ventas, que ahora rondan los $ 11,2 mil millones. Sus acciones se cotizan a menos de 20 centavos, por debajo del $ 1.26 de hace un año, habiendo conseguido su máximo histórico en 2006, cuando alcanzó los $ 81.
La compañía usó el Capítulo 11 del Código de Bancarrota para “reorganizar” su negocio. Según se anunció en un comunicado emitido por la icónica cadena de grandes almacenes “las tiendas cerrarán en fases a lo largo del proceso del Capítulo 11 y los detalles de la primera fase se divulgarán en las próximas semanas”.
Con sede en Plano, Texas, la cadena de tiendas empleaba aproximadamente 90 mil personas.
“La industria minorista estadounidense ha experimentado una nueva realidad profundamente diferente, requiriendo que J.C. Penney tome decisiones difíciles al administrar nuestro negocio para proteger la seguridad de nuestros asociados y clientes y el futuro de nuestra compañía”, dijo el CEO Jill Soltau.
J. C. Penney dijo que dispone de $500 millones de dólares en efectivo y que ha recibido compromisos de financiación por $900 millones que contribuirán a su funcionamiento durante la reestructuración. “Debemos reducir la deuda y proporcionar más flexibilidad para enfrentar las consecuencias financieras de la pandemia”, aseguraron funcionarios de la cadena.
Sin embargo, muchos expertos son pesimistas sobre la supervivencia de la compañía, incluso cuando se deshaga de su deuda y si reduce el número de sus tiendas. “Al igual que muchos grandes almacenes, Penney está luchando por seguir siendo relevante en una época en que los estadounidenses compran más en línea o en tiendas de descuento”, explica una nota reproducida en Telemundo.
Al igual que a la cadena de tiendas departamentales Sears, los problemas de J.C. Penney se produjeron durante años, marcando un lento declive desde sus días de gloria durante la década de 1960 hasta la de 1980, cuando se convirtió en un destino clave de compras en los centros comerciales para familias.
Los cambios frecuentes del ejecutivo y las variables estrategias no han ayudado a la empresa desde entonces. Además, sus clientes de ingresos medios a bajos han sido los más afectados por los despidos masivos durante la pandemia. Es probable que muchos de ellos compren más en las tiendas de descuento, precisan los analistas.