El hombre más rico del mundo, Jeff Bezos, fundador del gigante Amazon, está a punto de viajar al cosmos.
A Bezos lo adoptó un exiliado cubano, y él agradece cada día al hombre que se vio obligado a rodar por el mundo arrastrando sus recuerdos. Ese cubano generoso ha donado hace poco unos millones a la escuela católica que lo acogió en los Estados Unidos, cuando un hombre ambicioso y desalmado como Fidel Castro le arrebató su vida anterior. Confieso que llevo días sin dormir pensando qué habría hecho yo con ese dinero. A lo mejor lo usaría en una buena causa, como esta, a la que convoco a cubanos de aquí y de allá, y a todo el que se quiera sumar y donar la cantidad de dólares, euros, rublos, morocotas o rupias que pueda. O en cambio, que nos entregue un día de haber, “haber” qué pasa.
Apelando a ese agradecimiento a su padre adoptivo y a la sensibilidad de Jeff, que va a llegar muy arriba, más allá de donde llegó Arnaldo Tamayo con Romanenko, le escribo con esta petición que sé que no será capaz de rechazar, porque los cubanos sabremos pagarle con el dinero recaudado y con nuestra devoción. Y me apuro que va a salir el cohete. Aquí va la carta de un cubano a Jeff Bezos, futuro cosmonauta.
Estimado casi compatriota Jeff:
Ante todo, te quiero felicitar por estar a punto de cumplir tus sueños. Vas a cumplir, en el fondo, lo que desea cualquier cubano en este mundo: irse lejos, a donde nadie lo pueda alcanzar, ni siquiera una citación de la policía o del comité militar. Vas a volar al cosmos y ese paisaje del universo te llenará de felicidad. Felicidad que nosotros queremos compartir si nos ayudas en algo que no te resultará muy difícil, pero que tu papá y millones de compatriotas suyos te agradeceremos eternamente.
No lo harás gratis, por supuesto, a menos que al final decidas que ya tienes toda la plata de este mundo y que no necesitas más, cosa que nunca me ha sucedido a mí, y que no sé por qué adivino que nunca me sucederá. Voy a apelar a la solidaridad de todos los que nacimos en esa bella pero desgraciada isla para hacer una ponina o una recaudación. Antes se decía “hacer una vaca” entre todos, pero ya muchos compatriotas no saben qué rayos es una vaca y pudiera suscitar confusiones muy mamíferas. Ni una recaudación ni una vaca. Vamos a decirle crowdfunding, que suena elegante, aunque en el fondo, por mucha palabrita rara que se le ponga seguirá siendo una vulgar ponina.
¿Y qué queremos los cubanos? No, no es lo que piensas, algunos ya estamos fuera de la isla, muchos, bastantes, pero no los suficientes. Allí, además de gente que uno quisiera sacar para que desayune y se bañe con agua caliente y no vea la mesa redonda sin que un vecino chivato lo denuncie, hay gente que sobra. Muchos, pero tampoco te me asustes, que no vamos a meter en el cohete un batallón del Ministerio del Interior (Minint) ni una estación de policías. Con sacar a los jefes basta, los demás se van a volver locos sin “orientaciones de arriba”.
Te prometo que, en lo que van cayendo en la jaba los dólares de la ponina, irán también llegando nombres de sujetos que los cubanos queremos enviar bien sujetos en tu nave al espacio estelar. Y no es que esos que queremos que lleve al cosmos sean estelares, qué va, es que ya aquí han hecho tanto daño que si los dejamos seguir van a acabar con lo que queda. Y tú dirás ¿y por qué los han dejado jeringar tanto tiempo? Y yo te respondería, pregúntale a tu papá.
Es que los cubanos no nos ponemos de acuerdo casi nunca y confiamos que todo lo va a resolver un ciclón o un tornado. Y cuando pasan el ciclón o el tornado, se desgracian los más desgraciados y esa gente sigue ahí, habla que te habla que te habla. Costumbre que les inculcó uno que ahora está –gracias a Dios, por fin– encerrado en un feo seboruco en el cementerio Santa Ifigenia, allá en Santiago de Cuba. Y está allí porque lo llevaron, porque si no, se vuelve a perder como aquella vez que había que asaltar un cuartel.
Pero mejor no te lleves el seboruco, que pesa mucho, más de lo que pesó en vida para el pueblo cubano, y si lo dejas caer, capaz de que nos impacte directamente en la isla, porque tenemos ese tipo de mala suerte. Pero pudieras llevarte al hermano, junto a su hablador designado, el narizón seudo presidente Miguelito el Sincasa. Y como estamos hablando de un circulito cerrado, ahí me incluyes al tuerto, el coronel Alejandro Castro Espín; al nieto del Rauli, Raúl Guillermo Rodríguez Castro, a quien se le conoce por simpáticos y variados apodos como “El Cangrejo”, “Nieto en jefe”, “Raulito” e incluso “El Arnol-mal”; a Mariela Castro Espín, y de ñapa a Manuel Vázquez Seijido, su segundo al mando en la dirección del estatal Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex). A esos los puedes dejar en algún planeta como Venus, Saturno o Plutón, a ver si pueden comenzar a construir allí el socialismo.
Lea también
Y también me priorizas a Álvaro López Miera nuevo ministro de las FAR; al general de Brigada Lázaro Alberto Álvarez Casas titular del Minint; a Manuel Marrero Cruz, primer ministro; a Jesús Becerra Morciego, general de Brigada y jefe de la PNR; al coronel Ernesto Trelles Sampera, jefe de la Seguridad del Estado de Cuba; y en un compartimiento especial almacéname a Esteban Lazo, a Ramiro Valdés (no le quites el ojo de encima, que es peligrosísimo), al vicepresidente Salvador Valdés Mesa, que irá durmiendo y no se enterará, al ministro de la Industria Alimentaria, Manuel Santiago Sobrino Martínez (con un cargamento extra de tripas), y al general Guillermo García Frías, (que llevará cuatro o cinco avestruces y veinte o treinta jutías).
Ya cuando hayas acomodado bien la nave y veas que queda espacio, echa en una jaba a José Ramón Machado Ventura, que es chiquitico y se cuela donde quiera, no de balde ha durado tanto haciendo ninguna cosa; y en algún compartimento donde vayas a tirar lo que sobra y molesta, acomoda a Yusuam Palacios, a Randy Alonso, a Iroel Sánchez, a Alpidio Alonso ministro de incultura (aléjalo de los teléfonos celulares), a la sicóloga que grita (anda por Matanzas, pero ese tipo de víbora suele volver a levantar la cabeza), a Gerardo Hernández Nordelo (en un huacal lleno de piñas y regaderas), a los otros 4 espías y al que dirigió la película. Ah, y no te me vayas a olvidar de “Humbretico” López. A todos los puede soltar en la parte más alejada y oscura del cosmos, porque son basura espacial.
Ya te iremos agregando alguno más. Porque lo que sobra en la isla es ese tipo de morralla, como primeros secretarios del Partido y la UJC, Comités de Defensa y milicias. Por ahora, llévate lo más gordo, lo que tiene a la gente hasta el moño. Y no te preocupes, que yo sé que habrá otro viaje.
Un abrazo y mucha suerte, Ramón Fernández-Larrea