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Díaz Canel el jodío

No es hebreo, sino ebrio. Y se aleja de todo lo judío porque es jodío por los cuatro costados, como todo cuadro.

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Díaz Canel
Armando Tejuca | Díaz Canel

Actualizado: Tue, 11/14/2023 - 11:37

No es hebreo, sino ebrio. Y se aleja de todo lo judío porque es jodío por los cuatro costados, como todo cuadro. Un cuadro de la revolución que algún día habrá que colgar, como cuenta la leyenda hicieran o lo intentaran Leopoldo Fernández, Pototo y Trespatines, en un teatro de La Habana, refiriéndose al Delirante en jefe.

Pero aquí, en este campesino alto y sólido, de nariz prolongada e ideas muy cortas, hay poca masa cerebral. Tal por eso fue el elegido, el Puesto a Dedo para terminar de guiar al pueblo al desastre, y que todas las miradas se centraran en él y todos los males se le achacaran. Así podrían respirar tranquilitos los verdaderos culpables.

Antes habría que hacerle la circuncisión, que él confundiría con circunscripción, y explicarle que toda su retórica suena antisemita, a riesgo de que él responda que no conoce a la “Semita” esa.

Ahora, enardecido, habla de “holocausto” como si eso fuera una figura geométrica o un tipo de censo de población y vivienda que practica Israel con los terroristas de Hamás.

Por suerte para él y para vergüenza nuestra, tiene el total apoyo de dos guerreras de proyección universal: Mariela Castro Espín y Aleida Guevara March. La primera, dibujada por las delicadas líneas de su padre el general, es decir, dibujada en general, con una kefia palestina colgada del cuello, la muy come kofio. La otra, una especie de boceto de Botero en la selva, una pediatra que sabe disparar muy bien y que resulta ser de las pocas que en Cuba es como su padre, el Che, o por lo menos del ancho de su guerrilla en Bolivia. Y aunque está jubilada podría ir a fusilar a la Cabaña, por lo menos dos veces a la semana.

Todo esto viene por la respuesta que ha dado el estado israelita a la artera agresión de los terroristas de Hamás, que han convertido la muerte en su negocio y en su supervivencia. Mientras su propio país se cae y se despelleja, Mario Miguel Díaz-Canel Bermúdez, inspirado en la figura de su ídolo y casi mentor Fidel Castro, alias “el Delirante en jefe”, opina de todo lo que cree opinable, que es todo lo que ignora. Si el Delirante lo soltaba por la boca, el Puesto a Dedo perpetra en letra. Tribuna y Twiter, que ahora es X, pero, si se hace una valoración del contenido, lo suyo es triple X. Dos plataformas para hablar cascaritas de piña.

Pero a Miguel Bururú Barará no se la han dejado pasar. La noticia retrata ese momento: “El Centro Simon Wiesenthal Latinoamérica (CSW), la oficina latinoamericana del organismo internacional de derechos humanos que enfrenta el racismo, la xenofobia, la discriminación, el terrorismo y el antisemitismo, repudió este lunes pronunciamientos de Miguel Díaz-Canel contra Israel, al cual el gobernante cubano acusó de perpetrar un "holocausto" en Palestina”.

Muy bien hecho, para que Miguelín aprenda a no meterse donde no lo llaman. Su intento de hacerse el bueno y el noble está recogido también por la prensa: "El pueblo palestino vive hoy un horror. Son dantescas las imágenes del holocausto perpetrado por Israel. ¿Hasta cuándo contemplaremos el sufrimiento de tantos niños? Los que se oponen al cese de la violencia tendrán que asumir la responsabilidad de tantas muertes".

Juro que, cuando leí al supuesto presidente cubano decir: “¿Hasta cuándo contemplaremos el sufrimiento de tantos niños?”, pensé en los adolescentes presos desde el 11 de julio y en los hijos de quienes protestaron recientemente en Maisí y en Caimanera. Y cuando escribió lo de: “Los que se oponen al cese de la violencia tendrán que asumir la responsabilidad de tantas muertes", enseguida imaginé uno de los tantos operativos que ha realizado contra su pueblo la Policía Nacional Revolucionaria y la Seguridad del Estado.

Cuba todavía arrastra la vergüenza de haber sido cómplice de la muerte de muchos judíos que escapaban del fascismo hitleriano a bordo del buque alemán SS St. Louis, cuando un presidente cubano, Federico Laredo Bru, emitió una orden especial por la cual le prohibía a la embarcación entrar al puerto de La Habana. El gobierno entusiasta de Fidel recibió siempre con los brazos abiertos al delincuente internacional Yasser Arafat, un tipo que había recorrido el mundo tumbando dinero con la lástima por el pobrecito pueblo palestino.

Desconociendo la historia real, y solamente porque Israel ha recibido el apoyo de los Estados Unidos, Cuba se ha puesto en contra del estado hebreo. Pero, por suerte, El Centro Simon Wiesenthal Latinoamérica (CSW) declaró en la misma red social: "No alcanza expresarse con odio antisemita sino que distorsiona la Shoá igualándola al conflicto entre los terroristas de Hamás (a los que no alude) y una democracia que defiende a sus civiles y quiere recuperar rehenes (que tampoco alude)". Punto en boca, Puesto a Dedo, calladito está más guapo, porque no sabe lo que cuesta la pereza y solamente lo que Cuesta Peraza. Su Machi.
 
El Holocausto -también conocido por su término hebreo, Shoá -es el genocidio realizado por el régimen de la Alemania nazi contra los judíos de Europa durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Ese término le suena, y también les resulta familiar a todos los que creen guiar a la isla de Cuba hacia un futuro luminoso. Solo que lo pronuncian mal. Para ellos no suena Shoá, sino Cheá, que es la cantidad casi nula de sensibilidad humana que poseen y la amplitud de sus desconocimientos.

No podría faltar el perro del hortelano, es decir, el canciller encasillado Bruno Rodríguez Parrilla, que nunca ha protestado por la parrilla escasa con la que intentan sobrevivir los cubanos y se anota, desde afuera, todas las broncas posibles contra los Estados Unidos. Donde halya una frase en inglés, ahí está Bruno y huye Díaz- Canel. El cancillercillo valiente ha usado también la X que le toca y ha dicho que "Israel comete crímenes de guerra en Gaza, con total impunidad gracias a la complicidad de EEUU"

Así está el potaje. Un mandatario (¿manda o lo mandan?) que ofende la cultura y la historia del pueblo hebreo, sin mencionar a los bandoleros que los provocan y agreden. Un ministro siempre bravito con USA, que va a provocar que en Cuba no haya pollo nunca más, y una guerrera guerrillera, hija de una marca de pulóveres, “Aleida Guevara March, quien pidió a los gobiernos árabes hacer frente a Israel”.

Ya veo a los egipcios alistándose, cada uno con una momia faraónica a cuestas. A los iraníes untándose el cuerpo con uranio enriquecido y a los saudíes manejando sus grandes carros chapados en oro, derramando petróleo en su marcha contra Israel. Y el Puesto a Dedo Díaz-Canel, desde su puesto de mando X, con turbante masturbante y batilongo blanco, buscando nuevos adjetivos para ofender a los judíos. Todo un holocausto que es, en realidad, el holocastro cubano.