El Catre, la primera gran plataforma independiente de comercio electrónico en Cuba, según la definen sus creadores, ha sido lanzado oficialmente en La Habana. Diseñada para mejorar el desenvolvimiento del sector privado mediante herramientas informáticas, la red muestra caminos que aún son nuevos para los cubanos.
“Su extensión va mas allá de montar un sitio para vender mi ropa o comercializar ciertos productos, como han hecho algunos emprendedores cubanos con muchísimo mérito y muchísima dignidad”, cuenta Carlos Lugones, uno de los protagonistas del proyecto.
A propósito de la extensión del acceso a Internet a través de datos móviles en la Isla, sus creadores gestaron durante nueve meses una plataforma online que beneficiará a los emprendedores cubanos, por ejemplo, facilitando el alcance a un mayor número de clientes potenciales, gracias a la amplia cobertura geográfica. Además, el Catre brinda promoción constante a productos y servicios, herramientas de estadísticas de alto valor en la toma de decisiones, planes personalizables en correspondencia a las necesidades de cada dueño de negocio, entre otros beneficios. Tiene particular atractivo un paquete gratuito que permite posicionar hasta 100 productos destinado a emprendedores con bajos recursos iniciales.
Los ingenieros informáticos Javier Castillo y Carlos Lugones, de 24 y 25 años, respectivamente, apoyados en los jóvenes diseñadores Reinaldo Camejo y Emilio Cruañas, desarrollaron este proyecto de manera independiente con todo el riesgo que conlleva hacer algo de esa envergadura en Cuba. “Hay un cierto grado de satisfacción porque sabemos que estamos haciendo las cosas lo mejor que podemos y queremos aportarle eso no solo a Cuba sino al mundo también…”, comentó Lugones a ADN CUBA.
De acuerdo con los jóvenes, El Catre pretende ser también un novedoso modelo de negocios proponiendo la primera Red Social de comercio electrónico en el mundo con un patrón que se ajusta a las necesidades del mercado internacional. La posibilidad de coleccionar productos de diferentes categorías según tus preferencias y compartirlos es la base de la socialización en la plataforma. Además, las colecciones pueden marcar influencias en el mercado, porque todos pueden verlas e incluso comprarlas, reportando ganancias para el “coleccionista influencer”.
“Lo primero que hace falta es que dejen que los cubanos abran empresas tecnológicas en Cuba, eso es bueno para la nación, eso es bueno para la economía”, señala Lugones.
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Radicado como empresa en Florida (EEUU), el emprendimiento opera mediante una pasarela de pago internacional. Debido en gran parte a la inestabilidad del modelo económico cubano, optaron por esta solución, aunque represente un obstáculo para muchos emprendedores de la Isla pues el uso de esos servicios implica que haya amigos o familiares en el exterior dispuestos a colaborar.
No obstante El Catre marca un ritmo diferente en nuestra cultura comercial. Las empresas tecnológicas estimulan la economía generando competencia y crean nueva relaciones comerciales, propuestas nada despreciables para la realidad cubana hoy. El mundo ha cambiado y se mueve ahora a una velocidad mayor; Cuba necesita ponerse a tiempo con él.
“El Catre es parte del desarrollo de un país en un contexto tecnológico- afirma Castillo— lo hicimos porque teníamos una idea, teníamos un sueño…en ella hemos dejado todo…Nosotros somos una oportunidad”.
“Es un proyecto que lo hicimos apenas cuatro personas”, agrega, y se pregunta “cómo nosotros pudimos hacer algo como esto, y personas que lo tienen todo no hacen nada. Los recursos tienen que estar en manos de personas que sean capaces de hacer algo con ellos”.