El sacerdote cubano José Conrado Rodríguez Alegre publicó una dura carta dirigida al papa Francisco, en la que le reprocha al sumo pontífice argentino su espaldarazo al general Raúl Castro y a los regímenes autoritarios de izquierda en América Latina.
Rodríguez Alegre, sacerdote de la parroquia de San Francisco de Paula, ubicada en la ciudad de Trinidad, provincia de Sancti Spíritus, es conocido como una de las voces católicas más críticas con el régimen de La Habana, y por su libro Sueños y pesadillas de un cura en Cuba: ¿el futuro de la Iglesia en Cuba?
En su reciente carta pública, reproducida por Diario Las Américas, José Conrado Rodríguez dijo haber sentido “alegría y admiración” cuando Jorge Mario Bergoglio, “un hermano nuestro, un hijo de Hispanoamérica”, fue a Roma como líder de la Iglesia católica.
Sin embargo, el cubano confesó “que cada vez se me fue haciendo más difícil afirmar lo mismo. Me resultó simpático que usted mantuviera una distancia con el presidente Donald Trump –en aquel momento el hombre más poderoso de la Tierra–, pero se me hizo muy difícil observar las sonrisas prodigadas a dictadores de izquierda: Nicolás Maduro, Daniel Ortega, Evo Morales, entre otros”.
Sobre la visita del papa a Cuba en 2015, José Conrado Rodríguez calificó como una “sorpresa muy desagradable” que impidieran a disidentes saludar a Francisco en la Nunciatura de La Habana y en la Catedral, hechos ante los cuales “la Santa Sede guardó silencio y no presentó una protesta formal y pública ante el comportamiento del gobierno cubano”.
El sacerdote cubano también criticó al papa Francisco por callar ante la persecución de obispos, curas y laicos católicos en Nicaragua y China. “Sabemos bien que cuando la Santa Sede no defiende explícita y firmemente a las víctimas, los gobiernos totalitarios se sienten con las manos libres para obrar a su antojo, en contra de sus víctimas”, afirmó.
Con respecto a Cuba, el párroco de Trinidad manifestó que “la hipertrofia del Estado, cada vez más poderoso, dejó a nuestro pueblo en la indefensión y el silencio”. También señaló “la ausencia e inexistencia de espacios de libertad para que surgieran críticas sanas y criterios alternativos”.
Este tipo de política, continúa el párroco en su misiva a Francisco, “dio al traste con nuestra economía, perdimos el sentido de lo que valen las cosas y lo que es peor, las personas. El desprecio por la vida humana es el resultado de la violencia y la represión. Nos acostumbramos a no ganar el pan con el sudor de nuestra frente y a vivir con la mayor dependencia respecto de la ayuda que nos daban los demás. Hemos vivido en la mentira engañando y engañándonos. Hemos hecho el mal y ese mal se ha volcado contra nosotros, sobre nosotros”.
Por estas razones, alega José Conrado Rodríguez, la entrevista de “su Santidad” con la cadena Univisión, publicada en julio pasado con motivo del primer aniversario del levantamiento popular del 11J, “sorprendió a muchos en la isla y fuera de ella. Santo Padre, los cubanos sentimos vergüenza ajena por usted”.
El sacerdote cuestionó: “¿Cómo es posible que el Papa calle frente a una represión brutal contra ciudadanos pacíficos que gritaban 'Patria y Vida' y expresaban su enorme anhelo de libertad y de justicia frente a un gobierno que lleva 63 años en el poder conculcando derechos y aplastando a todo un pueblo?”.
De acuerdo con el cura, “los cerca de mil presos, en su mayoría jóvenes, algunos incluso menores de edad, que llenan desde entonces nuestras cárceles, son un clamor que llega al cielo y que debería conmover los corazones de los dirigentes del mundo, y de los pueblos y naciones de la tierra. Pero, sobre todo, de la Iglesia y del supremo Pastor de la misma, el servidor de los servidores de Dios”.
José Conrado Rodríguez Alegre pidió al papa Francisco que “no se deje envolver en componendas guiadas e inspiradas por los principios del poder o de la 'Razón de Estado'. No se deje engatusar y engañar por los grandes de este mundo. Su lugar no está entre ellos, sino al lado del pueblo. Su lógica debe ser la de Jesucristo: despojado de todo rango y categoría, para servir desde la pequeñez y la pobreza”.
“Hay que defender a las ovejas: en Cuba, Nicaragua, Venezuela, China. Siempre con los oprimidos, nunca con los opresores”, sentenció el sacerdote.
“Solo cuando los fieles vean que los anteponemos a cualquier otra consideración o interés, encontrarán fuerzas para vencer la indefensión y la desesperanza”, concluyó.
