Pobreza extrema: "muchas veces quisiera morirme, pero pienso en mi hija"

Su esposo es discapacitado y recibe una chequera de 200 pesos, con eso se mantienen los tres. En la casa no hay casi muebles, ropa o comida
Vive con su hija en la pobreza
 

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“Dicen que en este país nadie vive en el Tercer Mundo, pero yo conozco gente que vive en el Quinto, ¡mírame a mi nada más!”. Esas fueron las palabras de una cubana indignadísima, que contó sus penas a medios independientes.

Rosa vive con sus cinco hijos y su esposo, quien está incapacitado desde hace 20 años. Su esposo sufrió un accidente en el año 2000 y estuvo ingresado durante tres años. Al salir no podía valerse por sí mismo y Rosa dejó el trabajo para atenderlo.

Según comentó a Cubanet, se acogió a una ley de 2005 que daría una pensión a las personas que no trabajaran para cuidar a familiares con problemas… pero esa pensión nunca llegó. Rosa era custodio de una empresa; ganaba 315 pesos más un añadido en divisa.


“Si (…) alguien me escucha y me van a meter presa, que me echen cadena perpetua. Pero esta que está aquí que viva feliz y tenga lo que deba de tener un niño aquí en este país”, declaró señalando a su hija más pequeña, que duerme prácticamente en el piso, sobre una guata de colchón.

Su hija necesita varias vitaminas pero sus padres no pueden comprarlas. La casa se mantiene con los 200 pesos de la chequera del padre.

Estos casos se multiplican en Cuba, mientras los medios independientes hacen la labor de mostrarlos al mundo, debido a que la prensa oficialista no tiene interés en ellos.


El 20 de febrero ADN Cuba publicó el caso de dos ancianas sin las condiciones mínimas para llevar una vejez digna. Enfermas y enflaquecidas por el hambre, viven juntas en una casa sucia, alimentándose gracias a la misericordia de vecinos y familiares.

Ambas han pedido ayuda al Estado, quien no les ha dado nada. Ninguna de las dos puede caminar bien: una tiene cáncer y la otra, asma y una operación de las caderas. No tienen dinero para comprar los medicamentos y no tienen a nadie a quién dirigirse.

Cubanet también mostró el caso de María Caridad Rodríguez, quien narró con voz resignada en un video cómo viven ella y su hijo discapacitado, en una región paupérrima de Santiago de Cuba.


“Yo no veo que nadie se preocupe. Yo tuve dos hijos, perdí a mi niña hace 27 años y me quedó el barón, que hoy ya tiene 36 años. Nació con una malformación congénita en el riñón derecho. A los tres días del parto se lo extirparon”, declaró la señora.

 

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