Recientemente en un artículo publicado en el sitio web Gatopardo y bajo la autoría del periodista independiente Abraham Jimenez Enoa, recuerda un problema que a pesar de ser poco abordado, no deja de ser palpable: el hecho de ser ilegal dentro de tu propio país.
Pues sí, mediante unas reflexiones y experiencias personales que revela el autor, nos deja saber que La Habana no es para todos los cubanos. En la capital si eres emigrante y no tienes dirección de residencia estás incumpliendo una de las leyes cubanas que dicta el el artículo 8 del decreto ley 217 de 1997. El mismo deja saber que un cubano que no sea habanero y no cuente con una residencia temporal o transitoria en La Habana, pasadas las 72 horas de estancia en la capital, como dicta del Consejo de Ministros, sería deportado hacia su ciudad natal.
El decreto de ley 217 dice así:
-Pagará una multa de 300 pesos: el individuo que haya nacido fuera de La Habana y resida de carácter permanente en la ciudad sin que se le haya reconocido ese derecho legal.
-Pagará una multa de 200 pesos: el individuo que haya nacido fuera de La Habana y resida de carácter permanente en la ciudad y no se inscriba en la oficina nacional del carnet de identidad.
-Pagará una multa de 500 pesos: el titular de la vivienda que permita que radique en ella algún individuo que haya nacido fuera de La Habana y no haya realizado los trámites legales —si la vivienda reside en los municipios Habana Vieja, Centro Habana, Cerro o 10 de Octubre, la multa a pagar ascenderá a 1000 pesos—.
En caso de ser detectados por las autoridades, los migrantes tendrán la obligación de regresar a su lugar de residencia legal.
Desde hace ya algo más de un par de décadas, La Habana comenzó a super-poblarse. El superior desarrollo económico y social de la ciudad tras ser comparado con el del resto de las provincias del país provocó un éxodo sustancial de las zonas rurales a la urbe. Según la Oficina Nacional de Estadísticas, en La Habana se reúnen el 41 % del total de inmigrantes en la nación y de la zona oriental proviene el 57 % de los emigrantes que se dispersan por el resto del país. -deja saber el comentario-
No es un secreto para nadie que una de las consecuencias de esta superpoblación es el florecimiento de las llamadas “llega y pon”, casas improvisadas hechas con diversos materiales y de los barrios insalubres que han surgido en la capital, en gran medida poblados por migrantes. 2El último censo de población y viviendas realizado en 2012 indicó que más de 518 mil personas nacidas en otras provincias se encontraban en La Habana. Y de la década del noventa a la fecha, La Habana aumentó de 1 millón de habitantes a 2.2 millones"
A la Habana muchas personas llegan por necesidad, por cuestiones laborales y mejores oportunidades de vida que no encuentran en su región de origen. Muchos profesionales incluso se ven obligados a trasladarse a la capital, cuestión contradictoria teniendo en cuenta que sin una dirección definitiva no te contratan en ningún centro "del estado".
Entonces vale cuestionarse si realmente es La Habana la capital de todos los cubanos.
La Declaración Universal de Derechos Humanos establece que “Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado”. El gobierno cubano dice que defiende los derechos humanos. Pero prohíbe y sanciona a los ciudadanos que osan ejercer sus derechos.
¿Puede un Estado limitar las facultades humanas de un grupo de sus gobernados, para garantizar supuestamente el derecho de otros? ¿Acaso todos no disfrutamos de los mismos derechos y somos iguales ante la ley?
La Declaración Universal es clara en ese sentido. Ningún precepto puede interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en la misma.
Un gobierno que hipócritamente crítica a la Unión Europea y a Estados Unidos, por tomar medidas para controlar el flujo migratorio proveniente de otras naciones. Sin embargo, castiga con multas y deportación, a un cubano que permanezca en la capital sin su permiso.
El gobierno cubano tiene un modo muy peculiar de aplicar las leyes. Una de ellas es cerrar a cal y canto La Habana. Aunque obviamente para la justicia cubana no todos son iguales. Los hermanos Castros también son orientales y obviamente a nadie se le ocurriría pensar que son ilegales.