Los cubanos Ridel Brea y Richard Morera, asentados en la ciudad australiana de Brisbane, contaron su historia a la BBC este 19 de julio, a siete años de haber salido ilegalmente de Cuba rumbo a Estados Unidos, ser interceptados en alta mar y luego procesados en la base naval de Guantánamo.
En 2015, ambos emprendieron viaje desde diferentes puntos de la isla y resultaron presos en Guantánamo, donde permanecieron al menos un año antes de ser reubicados en Australia.
"Cuando cuento lo que viví en Guantánamo siempre me preguntan si estuve en la cárcel donde meten a los de Al Qaeda, pero la prisión está lejos de donde yo estaba", comentó Ridel al prestigioso medio.
Por su parte, Morera declaró que "la verdad es que en la Base Naval no estábamos mal. Había bolera, cine, supermercados, tiendas y restaurantes. Ahí dentro la gente hacía lo que quería. Lo que pasa es que para los migrantes había más restricciones. No teníamos acceso a internet y debíamos ir con escolta a ciertas partes de la base".
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), encargada de tramitar con distintos países el destino de los refugiados, gestionó su caso y el de otros cubanos, según sus testimonios.
Ambos, Brea y Morera habían tenido un historial de persecución en Cuba, el primero por intentos de salida ilegal y el segundo por pertenecer a la oposición y negarse a cooperar con la Seguridad del Estado, por lo que el regreso a Cuba no era una opción viable.
Según estimaciones de Ridel, en Brisbane existe una comunidad de aproximadamente 50 cubanos, algunos de ellos emigrados en condiciones similares. Los entrevistados contaron que se reúnen y organizan fiestas de salsa en un club de la ciudad, y también participan en actividades políticas pidiendo alternativas al régimen.
El reportaje de BBC refiere la singularidad de los casos de refugiados reubicados en Australia, a través del Centro de Operaciones de Migración con sede en Guantánamo, cuya cifra asciende a 445 personas desde 1996, la mayoría de ellos cubanos.
El drama del éxodo cubano golpea a las familias con fuerza en los últimos meses, cuando el agravamiento de la crisis económica y de derechos humanos en la isla ha impulsado a decenas de miles de personas a escapar del país. Una de las vías más socorridas y peligrosas es cruzar el estrecho de la Florida en embarcaciones que carecen de condiciones para hacer esa travesía.
