Actor Yerandy Basart: Plantados es un antes y un después en mi vida

Con la película "Plantados", Yerandy Basart traspasó las puertas del cine y se inserta, con otros excelentes actores, en varias salas oscuras del mundo
Actor Yerandy Basart. Foto: Cortesía del autor.
 

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Yerandy Basart es un joven actor cubano. Luego de su paso por la Universidad de las Artes, trabajó en Teatro El Público y el grupo matancero Las Estaciones. Exiliado en Miami, Basart ha colaborado en varios proyectos como Buena Vibra Social Club, bajo la dirección de Alberto Pujol; Memorias de la Sierra, dirigido por Los Pichy Boys; y el Show de Alexis Valdés.

Con la película Plantados, dirigida por Lilo Vilaplana, Yerandy traspasó las puertas del cine y se inserta, con otros excelentes actores, en varias salas oscuras del mundo. Pablo, el personaje que encarnó, fue un preso político cubano real, que sufrió, como todos los demás, las torturas y violaciones del régimen castrista. Hacer una película de este tema, en las circunstancias actuales, es un bálsamo contra el olvido de los crímenes de la dictadura.

Yerandy Basart nos cuenta, en exclusiva para ADN Cuba, sus impresiones y experiencias sobre la película, que ganó el Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de Miami.

– ¿Cómo y cuándo llegaste a la actuación?

Siempre me gustó dibujar. En las esquinas de los libros creaba historias que se animaban cuando movía las hojas. Ahí comenzó mi interés, quizás, por la representación y los personajes. Me hubiese gustado ser un artista de la plástica, pero nunca tuve la oportunidad ni la información vocacional para desarrollarme como pintor.

Sin embargo, siempre me gustó la representación y gracias a una convocatoria que escuché en Radio Progreso, asistí a un taller de teatro que impartía Manuel Romero, que después se convirtió en el grupo Los juglaritos. En ese colectivo, como a los 10 años de edad, hice mi primer personaje, que era como un duende del teatro en una obra que se llama Almacén de Cuentos.

Recuerdo que fue a teatro lleno, en el Mella. Justo en ese ambiente de actores y directores me entero que existe la ENA [Escuela Nacional de Arte] y cuando finalicé el noveno grado, hice las pruebas. Logré entrar al mundo académico de la actuación.

– Te hemos visto en una película reciente, Plantados, dirigida por Lilo Vilaplana. ¿Qué experiencias tienes del rodaje?

Plantados ha sido para mí muy importante. No es solo mi debut como actor en cine, sino también la manera de compartir con muchos intérpretes que admiro y, aunque ya habíamos coincidido en la escuela o en otros proyectos, compartimos aquí un ambiente de trabajo enriquecedor, una amistad. Conocer a los presos “plantados”, a los de verdad, dejó una huella en mí para siempre. Fue una pauta importante para mi lucha por la libertad de Cuba. Estos plantados se han vuelto referencia indiscutible de sacrificio, convicción, y de fuerza.

Trabajar con Lilo, que además me parece un excelente director, es uno de los sucesos más importantes que me han pasado. Vendrán muchos planes, pero hay un antes y un después con el filme Plantado, porque es un proyecto que cambia la vida para siempre y de los que nunca uno se olvida.

– ¿Cómo ha sido acogida por el público el filme Plantados?

Te puedo hablar de dos tipos de recepciones de la película desde Miami. La primera, fue el tratamiento que el Festival de Cine dio a este filme. A lo mejor, el tema del filme no estaba ideológicamente a tono con este tipo de eventos, que tienen una agenda bien marcada. Sí es cierto que sufrimos mucho para poder participar, amén de haber sido la película más solicitada, la que más salas de cine tuvo que abrir para acoger tanto público que deseaba verla. Pasaron muchas cosas con Plantados en ese festival: la dejaron fuera de competencia, luego fue ignorada por el jurado…

Sin embargo, la verdad se impone y el público también: Plantados se alzó con el premio de la popularidad. Eso es más importante para nosotros que un reconocimiento otorgado solo por el criterio de cuatro personas de un jurado. Otras muestras de la acogida que hemos recibido es la gran cantidad de mensajes de amor, de historias de vida, de post de Facebook, todo sobre la película. Coinciden en lo importante de hacer, desde el arte, estos recuentos de la historia oculta de Cuba, sobre todo para nunca olvidar los crímenes de la dictadura. La verdad han sido más los mensajes de apoyo y de amor.

Valió la pena esperar tanto, casi un año, por todas las restricciones que nos ha dejado la pandemia. Siempre pensamos que Plantados llegaría en un buen momento, y qué mejor momento para luchar por Cuba que este. Este filme ha tenido y tendrá muchas bendiciones.

– Todavía en Cuba queda hay más de un centenar de presos políticos. Por acciones de varios jóvenes a través del arte y el artivismo, y por películas como Plantados, no quedan en el olvido estas personas. ¿Cómo te sientes después de encarnar un preso político?

Se llama Pablo porque ese es el nombre del suegro de Ángel de Fana. Ellos estuvieron presos juntos. Yo pensé en el “Si” mágico, la técnica de Stanislavski que reza: si tú estuvieses en esa situación, cómo te comportarías. Entonces, fue una especie de encarnación. Pablo se convirtió en Yerandy y Yerandy en Pablo. Hay que pensar que muchos de estos plantados tenían nuestra edad, o menos, y algunos perdieron su vida en el sufrimiento de la cárcel y las torturas. Cuando uno está consciente de quién fue el otro, entonces no es difícil encarnarlo. Pablo somos nosotros, los que luchamos constantemente por la Cuba mejor. No nos podemos desviar del verdadero camino. Se están moviendo numerosas corrientes de pensamiento, y a veces estas corrientes crean afluentes que nos alejan del verdadero sentido de las cosas, que no es otro que la libertad en general, y la libertad de Cuba: libertad para presos políticos, elecciones libres y restituir un orden constitucional.

– ¿En qué proyectos podemos encontrar próximamente a Yerandy Basart?

Tengo muchos y hermosos en mente. Quiero retomar una obra que dirigí llamada Adiós Cuba, de Luis Enrique Valdés Duarte. Habla de todos los tipos de exilio, con un paralelismo entre Ignacio Cervantes y los destierros en tiempos de colonia española. Es bien frontal con la dictadura y sus maneras actuales de silenciar a los que se oponen a su desastre.

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