El periodista Lázaro Yuri Valle Roca no pudo recibir las medicinas de su tratamiento para la presión arterial porque las autoridades carcelarias del Combinado del Este se negaron a recibirlas.
El reportero presenta problemas con su tensión, su esposa la activista Eralidis Frómeta informó que “Le está subiendo mucho la presión y solo lo están medicando con diurético”.
En un post reciente, Frómeta contó que “a otros familiares si se les recogió”, mientras que a ella no le permitieron entregar los medicamentos.
Valle Roca continúa sin asistencia médica por el fallo renal que presentó hace meses. Frómeta ha denunciado constantemente la falta de cuidados a los que es sometido su esposo, quien solo puede recibir visitas cada 40 días.
Con anterioridad Frómeta ha alertado sobre el grave peligro que corre Valle Roca en la cárcel del Combinado del Este. Al reportero independiente el gobierno le niega un proceso legal como a cualquier detenido.
“Dentro de un mes, dos o tres meses podemos perder físicamente a nuestro Patriota luchador incansable por la libertad del pueblo de Cuba y de los presos políticos”, dijo a finales de octubre.
Valle Roca padece una afección renal desde inicios de septiembre. Una autoridad de la prisión le informó a Frómeta que su esposo debe esperar entre uno y tres meses para ser asistido por los médicos especializados.
Tras la muerte de otros opositores como Pablo Moya Delá y Cristian Pérez Carmenate, también desatendidos por los servicios médicos del régimen, es lógico que Frómeta tema por la vida de Valle Roca.
“La dictadura repite la historia. Desaparecen a nuestros hermanos en perfecto estado de salud, y los liberan cuando están a punto de morir o cuando ya no tienen cura. Asesinos la enfermedad que Yuri adquirió en su cuartel general de torturas es mortal no tiene cura, me escondieron que tuvo grave de muerte y ahora que: lo devolverán cuando está ya para hemodiálisis o dentro de una cajita de madera”, denunció en Facebook.
Valle Roca se declaró en huelga de hambre durante su estancia en Villa Marista. Tuvo que abandonar la huelga porque su salud se vio afectada.
Fue detenido por la policía cubana el 15 de junio y trasladado entonces a la estación policial de Zapata y C, en el reparto Vendado.