El opositor cubano, Maikel Herrera Bones, salió de prisión esta semana con una infección grave en el cuerpo y no hay medicamentos para tratarla.
Herrera Bones, también paciente de VIH, contó que durante los siete meses en la prisión de
Güines, Mayabeque, fue víctima de malos tratos, represión, chantaje, y escasez de medicamentos.
"Los médicos que trabajan en esa prisión no conocen del VIH, son médicos recién graduados pasando el servicio social. La atención médica no tiene calidad; necesitamos personas especializadas en la enfermedad y ahí no hay", explicó el miembro de la Unión Patriótica de Cuba.
A raíz de la falta de tratamiento en la cárcel, a Maikel le salió un estafilococo en mayo y desde entonces se le ha empeorado.
Ante las cámaras mostró forúnculos que padece y decenas de marcas en todo el cuerpo.
"No nos vamos a callar con represión ni chantaje. Querían que dejara Unpacu, que no diera información a mis colegas opositores a cambio de tratamiento y me negué", dijo el activista.
Por último, declaró que tiene los niveles de CD4 con criterio de ingreso y tampoco hay cama para ingresarlo.
Herrera Bones fue excarcelado el 16 de noviembre, con reclusión domiciliaria.
A mediados de abril fue apresado por discutir con un policía encubierto de civil que intervino –sin identificarse debidamente– para terminar una protesta pacífica que hacía el activista reclamando por un apagón eléctrico.
Fue acusado del delito de “atentado” y amenazado con una condena de entre tres y ocho años de privación de libertad. Hasta el momento de su excarcelación, estuvo esperando juicio y durante sus meses de calvario (que incluyeron acudir a la huelga de hambre) denunció al régimen por mantenerlo en prisión injustamente a pesar del empeoramiento de su salud.
A finales de octubre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitió una resolución mediante la cual otorgó medidas cautelares de protección a su favor.