La Fundación Víctimas del Comunismo concedió esta semana su Medalla de la Libertad Truman-Reagan al opositor cubano José Daniel Ferrer, líder del partido Unión Patriótica de Cuba (UNPACU).
En una nota publicada en su web, la organización señaló que Ferrer es un defensor de los derechos humanos reconocido internacionalmente. Además, es preso político y promotor de la iniciativa Cuba Decide.
Asimismo, Víctimas del Comunismo recordó que el opositor cubano participó, junto con el fallecido Oswaldo Payá, en la recolección de firmas para el Proyecto Varela y, después de cumplir ocho años de prisión política, fundó la UNPACU, que se ha convertido en "un movimiento de oposición líder en Cuba".
Esta organización opositora es directa en su disenso contra el régimen comunista y aboga por una transición democrática no violenta a través del activismo político, proyectos basados en la comunidad y la difusión de información, señaló Víctimas del Comunismo.
"La UNPACU ha sido blanco de represión por parte del régimen cubano. Sus miembros han sido sometidos a encarcelamiento político, arrestos múltiples, redadas violentas en sus hogares, restricción de viajes y otras formas de acoso. Ferrer ha sido encarcelado varias veces por el régimen cubano por su actividad política", precisó la organización.
Cada mes de junio, la Fundación Víctimas del Comunismo celebra una ceremonia nacional cerca del Capitolio de los Estados Unidos en Washington DC, con el propósito de honrar públicamente la memoria de los más de 100 millones de víctimas del comunismo, así como la "libertad donde ha triunfado".
No obstante, este año, debido a las restricciones actuales por la pandemia de coronavirus, el evento será organizado virtualmente.
José Daniel Ferrer es uno de los líderes opositores de la Isla más activos. En 2003 fue condenado a prisión en medio de la ola represiva conocida como Primavera Negra, mientras que en 2019 fue acusado por los supuestos delitos de "atentado", "daños" y "privación de libertad" de terceros.
No obstante, familiares del líder opositor, activistas y organizaciones internacionales de derechos humanos denunciaron las violaciones del debido proceso, usadas por el régimen cubano para condenar al activista e intentar acallarlo.
Tras un polémico juicio en su contra, Ferrer fue sacado de prisión y enviado a su casa, a cumplir una condena de cuatro años y medio de arresto domiciliario.