"Ellos no cumplen ni siquiera con sus leyes": Camila Acosta, "regulada" en Cuba

Las autoridades impidieron que Acosta viajara a Buenos Aires para participar en el Programa Good Bye Lenin, y luego a Uruguay, para cubrir las elecciones de 2019
 

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Camila Acosta es una periodista independiente cubana. Trabaja como Especialista en Comunicación para el Club de Escritores y Artistas de Cuba, una organización no reconocida por el régimen. Como tantos otros comunicadores y activista, ha pasado este año a engrosar las filas de "los regulados", el eufemismo oficial que designa la prohición arbitraria de salida del territorio nacional.

Acosta no pudo viajar a Buenos Aires a participar en la edición 2019 del Programa “Good Bye Lenin”, que organiza la fundación CADAL, porque el gobierno cubano se lo prohibió el pasado 3 de noviembre.

La joven intentó viajar otra vez el día 17 de noviembre, invitada a participar en la cobertura mediática de las elecciones en Uruguay, pero las autoridades cubanas volvieron a impedir su salida.

En ambas ocasiones, la activista fue notificada en la terminal 3 del aeropuerto internacional de la capital cubana. Ahí le informaron que estaba regulada y que para aclarar por qué había una prohibición de salida activada debía dirigirse a la Oficina de Migración más cercana a su municipio.

 

 

Acosta, nacida en Isla de Pinos (oficialmente "Isla de la Juventud", reside en La Habana desde hace 11 años. 

"Esto forma parte de las estrategias que están usando en mi contra por mi activismo en defensa de los Derechos Humanos y por ser periodista independiente. Me lo advirtieron, que todo esto iba a suceder. A mi llegada del aeropuerto de Miami el pasado 30 de octubre me interrogaron, me amenazaron y me dijeron que iba a comenzar a sentir las consecuencias de lo que estaba haciendo", cuenta la periodista.

"Hay personas que llevan dos años reguladas, o incluso más. Hay otras que están reguladas lo intentan y, sorprendentemente, consiguen salir. No se sabe. Ni siquiera entregan una respuesta oficial. No hay ningun mecanismo legal que te favorezca o te permita presentar una denuncia o algo parecido para denunciar ese tipo de atropello. Yo presenté la queja a la Dirección Nacional Inmigración y Extranjería y sé que no voy a recibir la respuesta deseada. Pero si no dan respuesta, es, como digo yo, 'una raya más para el tigre', una demostración más de que ellos no cumplen ni siquiera con sus leyes", concluye.

 

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