Un niño y su abuela denunciaron a través de Facebook todo el bullying que él recibe de sus compañeros y de las autoridades de una escuela en La Habana, Cuba, quienes lo acusan a él y a su familia de ser contrarrevolucionarios, entre otros abusos.
“Por favor ayúdenme, ayúdenme, ya no puedo más”, imploró el menor, llorando.
El nombre del niño no fue identificado por su abuela, Dania Virgen García, una opositora que inició este martes una transmisión en vivo por Facebook y pidió a su nieto que contara todo el bullying y maltrato recibido en la Escuela Conrado Benítez García, de San Miguel del Padrón, en La Habana.
El director de la escuela es Yaikel Echeverría Pérez, dijo Dania.
“Esto es lo que sufre mi nieto día a día en la escuela Conrado Benítez García, dónde maestros corruptos y delincuentes utilizan a los niños para que arremetan contra un niño indefenso, además de que estos delincuentes que mi nieto menciona son también cómplices de la infamia”, escribió ella.
Señaló que su nieto acababa de llegar de la escuela, este martes, y le contó que sus compañeros de aula, con la maestra presente, le dijeron contrarrevolucionario a él y “una serie de infamias, y la maestra escuchando todo aquello, no tomó ninguna decisión propia y se quedó callada viendo cómo los niños le decían cosas a mi nieto”.
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Luego el jovencito comenzó a narrar el calvario que vive en esa aula.
“Estaba en clase de matemáticas, y todo mundo me va diciendo cosas, que mi abuela era contrarrevolucionaria, que por qué no me voy de este país”, narró, entre lágrimas.
También le dicen que la abuela le tiene miedo al director de la escuela y a la subdirectora, “pero yo les digo que mi abuela los deja chiquitos ante ellos, y entonces todo mundo empiezan a gritar, me dicen que soy antirrevolucionario, y yo no puedo más”. Y rompió a llorar.
La abuela lo motivó a que siguiera hablando, en la transmisión por Facebook, para que cuente todo.
El niño dijo que le mancharon el expediente, le ponen malas notas, y le dicen que van a meter a prisión a mi abuela.
“Me dicen que quieren dejarme huérfano”, dijo, llorando desconsoladamente. La abuela insistía en que continuara, que contará más.
“Muchas cosas, no soporto”, dijo. “Abuela, ¡ya!”, le rogó.
“Por favor ayúdenme, ayúdenme”, dijo, en medio del llanto.
