Cuba, un país difícil para los transexuales

Entrevista con Mel Herrera, activista por los derechos de la comunidad LGBTi+, quien comenta a ADN Cuba su reconocimiento como persona trans y sus vivencia de los prejuicios de la sociedad cubana
Mel Herrera, un chico trans
 

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Mel es una chica como cualquier otra. Tiene una sonrisa deseada por muchos, un pelo rizado del que se siente orgullosa y lleva en su espalda el peso de los estigmas de una sociedad cubana machista, homófoba y llena de complejos.
Su nombre siempre ha sido Mel, porque para ella lo mejor de esta vida es dedicarse al activismo por personas que han vivido y viven aún con esa cruz que supone ser una chico o un chico trans, en una Cuba plagada de tantos males.

¿A qué edad descubriste que eras transexual?

Tuvo que haber sido entre los 4 y los 5 años, que le dije a mi abuela: abuela, yo creo que en verdad yo soy niña. Recuerdo muy poco de mi infancia, y lo que recuerdo es negativo. No te podría decir exactamente cómo fue que lo descubrí; yo sólo sé que en algún momento fui consciente de una diferenciación, supongo que al comparar cómo trataban a otras niñas y cómo me trataban mis padres a mí. No sé. Yo era una niña y me disgustaba ver que me trataran como un niño. 

Yo en mi caso lo que hice fue callar, callar, guardarme todo ese dolor, esa frustración, ese choque de darte cuenta de que no eres percibida por el resto como lo que realmente eres. Antes de que me pegaran, me llevaran a médicos, a psicólogos y demás, preferí callar y aceptar comportarme como “debía”. Con la única que tuve la confianza para decirle lo que me estaba pasando fue con mi abuela materna. Y digo que tuvo que ser entre las edades que antes mencioné porque cuando comencé primer grado, entre los 5 y 6 años, ya yo no vivía con ella. O sea, tuvo que haber sido antes de empezar la escuela.

¿Para ti que es ser trans en la Cuba actual?

No digo que ser trans en ningún país del mundo, o al menos de Latinoamérica, sea más o menos complicado que aquí. Pero hay lugares en los que sorprende todo el tema de las leyes y la educación en estos temas, y en un contexto así, ser trans entonces no deja de ser difícil, pero se hace más tolerable. 

Yo sólo sé lo que me preocupa a mí y a muchas otras. Por ejemplo, el cambio legal de nombre y género, que solamente se permita hacerlo si llegas a operarte. Hay muchas personas trans que no desean operarse, otras no pueden por contraindicaciones médicas, y pienso que mientras para un país, un gobierno, una sociedad, se tenga por mujer a quienes tienen vagina, a hombres por quienes tienen pene y no se tenga en cuenta a las personas que no entran en el binarismo de género, hay un problema. Y es un problema que hace más engorroso ser trans en Cuba. Yo soy una mujer cubana. Es llamativo cómo hemos sido pioneros para algunas cosas y para muchos derechos de la comunidad LGBTI+ nos hemos quedado rezagados. Estoy segura de que Cuba tiene para acabar de decidir esos temas y derechos pendientes, eliminar esa barrera que no permite un procedimiento que cada vez se hace más sencillo en el mundo, que es el cambio legal de nombre y género sin realizarte una vaginoplastia o faloplastia. 

Luego tenemos otro grave problema que dificulta nuestras vidas y que afecta a todo el mundo. El machismo. Pero a nosotras creo que nos pega el doble. Ser trans en Cuba es sobrevivir día a día al machismo, la transfobia, a la burla, al acoso policial, a la familia, a las necesidades de vivienda y de trabajo. Para nadie es un secreto que hay un serio problema de vivienda. En una misma casa pueden llegar a cohabitar varias generaciones, y si encima un miembro de las nuevas generaciones de esa casa es trans, o gay, o lesbiana o cualquier otra cosa que no entienda ni acepte la familia, pues no le va a ser fácil mantenerse saludablemente en esa casa, pero tampoco tiene a dónde ir. 

¿Qué has tenido que enfrentar en las calles, instituciones...?

Bueno, bastante acoso. Lamentablemente, desde que empecé la transición, desde que hubo una feminización en mi cuerpo, me está tocando lidiar con el día a día de cualquier mujer, en la calle: el piropo molesto, la mirada lasciva, el repello en las guaguas, me han seguido en varias ocasiones. Hace poco llegando a mi casa de noche, en un reparto donde hay bombillas de electricidad por gusto, un hombre en bicicleta me alcanzó y se mantuvo pegado al lado mío, me preguntó la hora, me miraba, su mirada lo decía todo, y no había un alma por todo aquello. A los minutos se cansó y se adelantó, pero entré en pánico porque se me perdió en la oscuridad y se podía haber escondido en un monte que hay ahí. 

Y en cuanto a instituciones, pues en salud pública, sobre todo. Siempre que llegas y tengas lo que tengas, así sea un dolor de muela, por ejemplo, sacan a relucir el tema de las hormonas. No son todos los médicos. Hay médicos profesionales. Pero sí hay muchos que lo cuestionan. Y a veces me siento mal, tengo alguna afección y no voy, porque para que me traten mal, mejor me quedo en casa y me tomo algún remedio.

Todos conocemos que en Cuba escasea todo. ¿También es así con los medicamentos que utilizan los y las trans para hormonarse?

Sí, bueno en estos momentos hay faltante de varios medicamentos tengo entendido, no solo hormonas. A veces yo lo comento y enseguida sale alguien: ay, pero de qué te quejas si tampoco hay para diabéticos o para los hipertensos, y pues yo entiendo, pero el dolor de uno es el dolor de uno. Y no me agrada que pongan un dolor por encima de otro. Sin embargo, eso no quita que yo no sea una persona sensata y empática y que no sepa distinguir lo que es grave y lo que no. Lo mío no es una enfermedad, pero también necesito mi reemplazo hormonal. Lo ideal es que haya todo para todos, sin agarrarse de que lo mío es más importante que lo tuyo.

Hace unos cuantos meses no hay hormonas, ni para chicas ni para chicos. Tengo un amigo que está muy mal, le regresó hasta la regla y eso es tan agobiante y traumático para los chicos trans como que le regrese el grosor de vello facial a las chicas trans. Para las chicas, por suerte, hay otras opciones, como es el caso de las dañinas pastillas anticonceptivas que, en mi caso, por predisposición genética a problemas venosos y por indicación de la endocrinóloga, no puedo tomar. Lo que yo tomo y que es medianamente saludable, comparado con las pastillas anticonceptivas, está en falta. Entonces hace ya unos meses lo compro en México, por eso siempre ando buscando quién vaya o quién venga de viaje; nunca por paquetería porque no dejan entrar medicamentos. Y lo que aquí me cuesta menos de 10 pesos cubanos y me alcanza para 3 meses, me lo compran en México a 25 dólares y solo me da para un mes. Así que imagínate. Por suerte, tengo amistades que han hecho viajes, han hecho la gestión y me los han traído, también a través de amistades de otras amistades.

¿Consideras a Cuba un país libre de homofobia y transfobia?

Por supuesto que no. Eso es una utopía. Cuba por su machismo es muy propensa a la homofobia, la transfobia y mil males más, que no digo que no se llegue a erradicar, se ha adelantado muchísimo. Pero nos falta mucho. Hay demasiada homofobia, demasiada transfobia, hay racismo, hay violencia de género, hay feminicidios, hay de todo.

Hace ya tiempo un amigo mío, gay, andaba con su pareja. Estaban esperando la guagua en el Parque de la Fraternidad, y un patrullero se parqueó y se los llevó. Supuestamente por maltrato a la propiedad del Estado o algo así. Lo que pasa es que todo el que estaba esperando la guagua a esa hora allí también estaba sentado en la rejilla. Sin embargo, cuando los iban a esposar para montarlos en la patrulla, un policía le dijo al otro que usara una sola esposa que así ellos dos estarían más comoditos. Si eso no es homofobia, dime tú qué cosa es. Luego avanzaron y en un semáforo que se detuvieron, se acercó una señora, miró por la ventanilla y les dijo a los policías: “¿qué llevan ahí atrás, dos pájaros? Está bueno para que los manden a cortar caña de nuevo a todos. Y los policías rieron”. 

Esa misma noche a mis amigos los soltaron. A los meses los citaron para un careo con uno de los policías, ya que mi amigo denunció un arresto arbitrario con homofobia incluida. En el careo no se resolvió nada. Los policías dijeron que todo había sido por el maltrato a la propiedad del Estado, a la rejilla, e imagínate, un careo entre un civil y su palabra y unos policías, en una estación de policía, difícil que la pelea la gane el civil. Al final le dijeron a mi amigo que dejara eso así, que todo fue un malentendido por lo de la rejilla.

Y para qué hablar de lo que pasa con las mujeres trans y la policía. Pero bueno, eso será tema para otros debates. Quiero formarme bien, documentarme, para hablar con base. 
 

 

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