A pesar de que el régimen de los Castro pretendió desde sus primeros días eliminar la prostitución, esta le ganó la batalla y al día de hoy es la manera con la que muchos y muchas apalean las penurias económicas causadas por el propio régimen.
A pesar de que la prostitución tiene miles de años de existencia, los comunistas la definieron como un mal de capitalismo, y en la concepción de nueva sociedad que ellos pretendían crear dicho mal debía desaparecer, pero la historia como siempre ha tenido la última palabra, y si bien es cierto que con este gobierno durante años la prostitución estuvo prohibida en la isla y hasta penada, hoy miran para otro lado, y uno no sabe si es para no verla o porque en alguna medida forma parte de la economía planificada.
"Cuando yo vivía en el Cerro a veces no tenía dinero y como tampoco había mucho en qué entretenerse por las noches, un grupo de amigas y yo nos íbamos para Monte y Cienfuegos a pasar el rato y ganar algún dinero fácil. Y no es que lo hiciéramos todos los días, pero era seguro que siempre íbamos a ganar algo, 20 o 30 dólares en una noche era más que mi salario de todo un mes limpiando cristales en el hospital donde trabajaba en aquel entonces", dice una joven residente de La Puntilla, Playa.
Para nadie es un secreto que el costo de la vida en Cuba está muy por encima de los ingresos personales y aunque muchos dirían que la miseria no es justificación, lo cierto es que la prostitución es muy rentable, sobre todo si hay clientes extranjeros.
"Yo antes bajaba hasta 5ta avenida a pedir botella. Te explico. Yo estaba haciendo la Facultad Obrero Campesina para coger el 12 grado y para no fajarme con las guaguas me iba a pedir botellas a 5ta avenida, hasta que un día me paró un italiano y me invitó al Gato Tuerto a tomar unos tragos y así empezó todo, hasta que la policía se puso para eso y entonces una amiguita mía me habló de hacer eso mismo alrededor de los hoteles y ahí fue cuando mi vida cambió y conocí al padre de mi hija más pequeña, nos casamos y estuve viviendo en Francia tres años, pero no me adapté y por eso regresé, pero ya tú ves como es mi vida, tengo de todo", relata Amarilis vecina del residencial Miramar.
Si bien la realidad es que la prostitución la ejercen tanto hombres como mujeres, para las mujeres a veces es más complicado. Muchas deben dar buena parte de sus ganancias a un chulo (proxeneta) y otras sobornar a los policías para que las dejen estar en la calle o alrededor de los hoteles.
"Recuerdo bien haber visto a Fidel en un documental o en una entrevista de los años 90 diciendo que en Cuba no había prostitutas, si no, damas de compañía. Todo porque le hacía falta que los turistas siguieran llegando con sus dólares, porque la verdad es que muchos solo venían y vienen por el tema del sexo fácil", explica Zoila, una señora de unos 60 años que alquila para extranjeros varias habitaciones de su casa en El Vedado.
Por otro lado están las discotecas y los nuevos bares, los cuales en muchos casos son propiedad de hijos o familiares de los dirigentes del país, que son principalmente sitios de encuentros para el comercio sexual, donde una mujer puede "costar" 100 CUC, y donde hay ofertas de seis mujeres por el precio de cinco, y diez por el precio de ocho.
A todas estas hay que tener en cuenta que desde los primeros años el régimen creó la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) , una organización que en teoría vela por los derechos y los intereses de las mujeres, pero que en la práctica solo ha servido para sacarlas de las casas y ponerlas a trabajar para el Estado en la mayoría de los casos; y es que velar por los derechos de las mujeres también incluye crear las oportunidades de trabajo digno o los mecanismos de protección que eviten o disuadan a las féminas de escoger el camino de la prostitución, como haría cualquier náufrago que se encuentra con un corcho en altamar.
Si en tiempos de Batista, Cuba era el burdel de los Estados Unidos, como desde el régimen se nos ha repetido durante los últimos 60 años, hoy bien pudiera decirse que la isla es un burdel internacionalista, con todos y para el bien de todos, siempre que vengan con divisas.