El Caracol Gigante Africano, que figura entre las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, ya está presente en 12 de las 15 provincias cubanas.
La especie se detectó en Cuba en 2014, y actualmente se ha esparcido por casi todo el territorio nacional. Solo no ha sido reportada su presencia en Guantánamo, Pinar del Río y Cienfuegos.
Por tal motivo el Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal en Cuba (INISAV) emitió indicaciones para que la población contribuya al control y eliminación de la especie invasora.
“Una de las medidas consiste en la destrucción de la concha y cerrarla herméticamente en una bolsa que pudiera enterrarse”, dijo a la prensa cubana Máster en Ciencia Michel Matamoros, especialista en Entomología y Malacología Agrícola del INISAV.
El especialista añadió que de forma alternativa “puede quemarse o sumergirla en una solución de sal o cal al 3 % por 24 horas y luego sepultarla”.
Por el contrario, advirtió, “no deben ser arrojados vivos en ríos, solares yermos, calles o en la basura destinada a recoger por el servicio de comunales”.
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Tampoco consumirlos, comercializarlos, dispersarlos o usarlos como carnada, ofrenda a deidades afrocubanas u otros usos, y en caso de tener contacto directo con la baba del caracol, lavarse con abundante agua y jabón la zona expuesta.
El Caracol Gigante Africano puede impactar negativamente el medio ambiente, la salud de las personas y en la agricultura, debido a su alta tasa de reproducción, capacidad de adaptación al medio y la utilización de diversas fuentes de alimentación.
El caracol puede ser hospedero de un parásito pulmonar de las ratas, que también puede infectar al hombre y provocarle meningoencefalitis eosinofílica.
Hasta el momento, sin embargo, no se ha podido relacionar a la presencia del caracol con ningún paciente de meningitis en Cuba.
Tampoco se reportan hasta el momento pérdidas considerables a los cultivos.