El humorista cubano Ulises Toirac dejó una larga reflexión en Facebook sobre los últimos acontecimientos en la isla, el Movimiento San Isidro y el plantón de jóvenes frente al Ministerio de Cultura el pasado 27 de noviembre.
Toirac que ha hecho reír en Cuba a más de una generación de cubanos, aceptó que habla desde el miedo en la isla porque “hay mucha literatura que reconoce que si no existe miedo en situaciones extremas, entonces eres un imbécil o un loco”.
El cómico cubano empieza diciendo que “hay mucha gente por interno y en mis publicaciones que me "invitan" a pronunciarme sobre los hechos acaecidos en San Isidro y en el Ministerio de Cultura”. Toirac dice que no le agrada hablar de política porque los cubanos “somos muy intensos e intransigentes y la gente (a todos los niveles y desde todos los extremos) se niega a dialogar”.
“Comienzan por agredirte si no piensas como ellos y de ahí en lo adelante no paran hasta amenazarte de muerte (…) No escribo ahora por "invitación" de nadie (las "invitaciones" a pronunciarte llevan encubiertas preferencias que nada tienen que ver con una conversación sino más bien con el ánimo de joderte)”, añade.
Toirac acepta que habla en Cuba desde el miedo, pero que nunca ha ocultado lo que quiere decir porque “he dicho en otros países (en entrevistas y en conversaciones personales) lo mismo que digo aquí (o que me han dejado decir)”.
“Vuelvo a aclarar que mi máximo deseo es que no suceda un enfrentamiento armado y/o violento en este país (…) Me duele que haya quien lo propugne y me duele mucho más que lo propugnen de lejos. Es cobarde a mi juicio”, agrega.
“Estoy viendo moverse las cosas en una dirección indeseable que casi seguro desemboque en un enfrentamiento civil de no poner las cosas en el nivel que van y dar respuestas realmente valientes a los acontecimientos. No se puede tener respeto si te lo niegan ni pedir incondicionalidad si condicionas. No se puede acordar algo para luego acusar y romper acuerdos. No se puede llamar a manifestaciones en las que te acusen de cualquier cosa que no eres e impedir que respondas de alguna manera. No se puede dialogar si no aceptas más que tus puntos de vista”, reflexiona al respecto de los últimos acontecimientos sociales y políticos en Cuba.
“Yo siempre he dicho que en un proyecto plural si solo se escucha una voz, por un lado los errores llueven, y por otro, no es realmente un proyecto plural. Deben existir voces y opiniones. No sólo las divergentes sino las contrarias. Muchas veces esas son las voces de la razón y siempre el criterio múltiple es la mejor manera de perfeccionar el proyecto realmente. La frase "Un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento" tiene también esa interpretación. Martí se refería a un campamento militar, obvio. Donde hay órdenes, no consensos”, continúa.
“Igual me opongo a la intromisión extranjera y a los pagos de manifestaciones. Porque en primer lugar y si es para la patria, es para y por cubanos. Y eso es para mí primordial. Quienes sufren, que hablen, y quienes tengan el deber de escuchar y responder, que escuchen y respondan. Porque además, lejos de legitimar cualquier expresión, la invalida instantáneamente si esa expresión es manipulada, si esa expresión es alentada y si esa expresión es pagada”, sigue diciendo el artista cubano.
“Cuba es de los cubanos. De todos los cubanos. De todos los que quieran verla prosperar y quieran luchar limpiamente por ello. Nos lo merecemos nosotros y nuestros nietos. Y es hora (aunque no veo el final de nuestros miserables intereses individuales y nuestras intransigencias) que prime la Nación”, agrega.
“No es desestabilizador pretender que te escuche un ministro. Desestabilizador es salir a la calle para derrocar a ese ministro. Desestabilizador es además, ahogar voces que no son las del enemigo, que son las propias. Desestabilizador es propugnar la fuerza desmedida sobre las ideas”, concluye el actor sobre el panorama social en la isla.