Casi 30 años después del fin de la Guerra Fría, el investigador cubano-estadounidense Néstor Carbonell quiere demostrar que Cuba todavía "importa" y se ha dado a la tarea de repasar momentos históricos como la Crisis de los Misiles en un nuevo libro que aborda la importancia geopolítica de la isla.
"Estamos bordeando de nuevo el peligro", dice tajante Carbonell en una entrevista con Efe sobre "Why Cuba Matters: New Threats in America's Backyard" (Por qué Cuba importa: Nuevas amenazas en el patio trasero de América), escrito durante diez años y presentado esta semana virtualmente en Miami por la librería Books & Books.
El peligro actual está en que, "además de reforzar la dictadura venezolana de Nicolás Maduro con espías y personal militar", el Gobierno de Cuba "ha permitido a Rusia y China desarrollar en la isla labores de inteligencia y de guerra cibernética, submarinas, espaciales y en tierra firme", afirma el autor por teléfono desde su casa en Greenwich (Connecticut).
Carbonell ha empaquetado a lo largo de 531 páginas, 17 capítulos y tres secciones una buena parte de su vida, vinculada a "derrocar" el régimen comunista cubano desde varios ángulos.
Antes de ser ejecutivo durante 40 años de la multinacional estadounidense PepsiCo, de la que ya se jubiló, en 1961 se alistó para invadir su propio país en la operación Bahía de Cochinos con 1.400 compatriotas exiliados, pero esta operación fracasó "por errores de cálculo y subestimación que hoy se mantienen", dice.
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"Estamos frente a un caso clásico de subestimación desde el punto de vista de la importancia geopolítica, y eso es fácil de ver examinando un mapa de lo que algunos llaman 'el Mediterráneo americano', que incluye la proximidad de Cuba a Estados Unidos y ser una vía de acceso al Canal de Panamá", agrega el autor.
"Cuando llegamos al exilio, empezamos a tener contacto con la resistencia en Cuba, comenzamos a documentar lo que estaba pasando allí, pero esto fue negado durante más de tres meses por los Estados Unidos", recuerda Carbonell, que se exilió en 1960 con 24 años.
"Durante en ese tiempo, los rusos instalaron 42 misiles nucleares de alcance medio y 42.000 soldados y agentes de inteligencia en Cuba. El enfoque de Estados Unidos estaba en Berlín", puntualiza Carbonell.
Según el autor, las conversaciones que tuvieron el líder del exilio cubano José Miró Cardona durante reuniones con los hermanos Robert y John F. Kennedy, el primero asesor del entonces presidente estadounidense, aparecen por primera vez en este libro.
"Esas reuniones se celebraron sin testigos y usaron al intérprete de Miró Cardona, que era Ernesto Aragón", quien le pasó las transcripciones a Carbonell.
También están las conversaciones de Miró Cardona con el almirante a cargo de la "task force" (fuerza de tareas) para Latinoamérica, Adolf Berle. "Hay discrepancia, pero se logra conjurar esa situación de inseguridad y avanza la invasión", describe Carbonell.
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"El almirante Arleigh Burke moviliza una verdadera armada cerca de Bahía de Cochinos en aguas internacionales. Tenía listo un portaaviones con varios jets, el 'Essex'; tenía otro portaaviones con helicópteros, el 'Boxer', con 2.000 marines listos para desembarcar, y 12 destructores y un submarino, un total de 22 embarcaciones de guerra en el área", detalla.
"Yo estaba en las afueras en un barco comercial viejo, porque no nos habían dado orden de desembarco", recuerda el también autor de "Y los rusos se quedaron: la sovietización de Cuba" (1989).
Para el cubano, el hecho de que Kennedy no diera la orden de intervenir, conllevó "consecuencias desastrosas".
Desde la Crisis de los Misiles, que en 1962 puso al mundo al borde de una guerra nuclear cuando Estados Unidos descubrió que la Unión Soviética había instalado cohetes nucleares en Cuba, hasta el Muro de Berlín, se perdió "la oportunidad de liberar a Cuba".
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"No las calcularon (las consecuencias). En definitiva, Bahía de Cochinos no se vio como una derrota de la Brigada (de Asalto 2506), sino como una derrota de los Estados Unidos", afirma el autor.
Tras la derrota de Bahía de Cochinos, cuando, dice, se sintió "abandonado en un momento crítico", Carbonell representó al exilio cubano en la conferencia de cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA), que tuvo lugar en Punta del Este, Uruguay, en 1962.
"Con 14 votos decisivos logramos expulsar al régimen de Castro de la OEA", rememora.
Bisnieto de Néstor Leonelo Carbonell, luchador en la primera guerra de independencia de Cuba contra España (1868-1878), Carbonell hace en su libro, escrito en inglés y "todavía" sin una edición en español "pactada", un recuento histórico de lo que ha sucedido en Cuba hace más de 70 años.
"He tenido la suerte de darle una perspectiva doble: la cubana, la de los desengaños, y la norteamericana, por haber podido estar en contacto directo con figuras de gran relieve y haber vivido de cerca este conflicto durante 12 mandatos presidenciales de Estados Unidos", remarca.
Sobre el futuro de Cuba, Carbonell dice no perder "las esperanzas. Soy de los que cree que la libertad no muere permanentemente", sentenció.