Un inusual reportaje en la revista Bohemia, reproducido por el medio oficialista Cubadebate, reveló que los programas de Zoonosis en la isla usan la estricnina para sacrificar a la población de animales callejeros.
El veneno, un alcaloide prohibido por la Unión Europea y la Sociedad Mundial para la Protección de los Animales (WSPA), sigue suministrÔndose cada martes y viernes para "hacer limpieza" de perros y gatos cazados por el departamento de Zoonosis de La Habana debido, sobre todo, a su bajo costo.
En entrevista con el medio cubano, doctor Armando VÔzquez, jefe del Programa de Zoonosis en La Habana, reconoce que la aplicación de la inyección no entra bajo el concepto de eutanasia animal porque la muerte por estricnina no es indolora, ni minimiza el miedo y el sufrimiento de estos.
"La aplicación de la estricnina (ā¦) es un sacrificio. Es un saneamiento. Las condiciones del Centro de Observación Canina, desafortunadamente, tampoco pueden asegurar un perĆodo de paz previo a la muerte del animal", admite.
En 2007, el Instituto Nacional de Medicina Veterinaria aseguraba que la masa canina controlada en la isla ascendĆa a casi dos millones y la de gatos a 500.000. Sin embargo, hoy las cifras son vagas, a falta de datos oficiales, como ocurre en otros campos en Cuba. Las estimaciones realizadas por la Dirección Nacional de Higiene y EpidemiologĆa calculan un perro por cada diez personas. En La Habana solamente habrĆa mĆ”s de 200.000.
Los animales callejeros pueden contagiar la rabia, la leptospirosis y la toxoplasmosis a seres humanos. Estas enfermedades son transmitidas mediante la mordida del animal, por la interacción con sus fluidos o por el contacto directo o indirecto con aguas, suelos y alimentos previamente contaminados. Según datos del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), cada año son reportados mÔs de 20.000 lesionados por mordeduras de animales.
Sin embargo, Nora GarcĆa, presidenta de ANIPLANT, la Ćŗnica sociedad protectora cubana reconocida por la Ley de Asociaciones, considera que "el sacrificio de animales no es una solución efectiva para controlar la población".
"El Programa Nacional de Rabia, que es como la biblia de dirigir la muerte de animales, reconoce incluso el trabajo de nuestra sociedad y señala la esterilización como solución mÔs eficiente", dice esta mujer que a menudo se ha marchado abruptamente de la mesa de negociaciones donde defiende el bienestar animal.
"Hay que censar, vacunar contra la rabia y esterilizar. Le pedà a Zoonosis que me diera un Ôrea para trabajar sin que entre el carro a capturar, y en un año veamos qué pasa. Zoonosis se negó", lamenta.
El doctor VÔzquez justifica que las campañas de esterilización son inviables para el Estado cubano por su alto costo económico, sobre todo por la utilización de la anestesia, que es una sustancia de uso exclusivo de hospitales, y asegura que la solución al problema es la concientización de los dueños de animales.
En los últimos años, y sobre todo al calor de la reciente reforma constitucional, han surgido varias organizaciones sin Ônimo de lucro, refugios, iniciativas de cada vez mÔs ciudadanos que se oponen al maltrato y piden una Ley de Bienestar Animal en Cuba, hasta ahora sin éxito.
"No existe normativa ninguna para proteger a los animales. Puedes invocar artĆculos de la Ley No. 81 de Medio Ambiente⦠pero no existe una ley especĆfica dedicada a los animales", asegura el abogado Alan GonzĆ”lez Consuegra, citado por Bohemia.
El medio asegura, sin embargo, que actualmente el Ministerio de la Agricultura (MINAG) coordina la comisión nacional encargada de concebir la primera ley de bienestar animal en Cuba, en la que participan especialistas del Ministerio de Ciencia, TecnologĆa y Medio Ambiente, de los zoológicos, de Higiene y EpidemiologĆa, de los institutos y clĆnicas veterinarias, entre otras instituciones.
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