Mariela Castro: las UMAP fueron como “una escuela al campo donde lo pasábamos de lo más bien”

La sobrina de Fidel Castro y directora del Cenesex, aseguró que los campos de trabajo forzado para homosexuales, religiosos e intelectuales en Cuba son un tema “sobredimensionado y distorsionado”. La Infanta de los Castro negó la terrible historia de las Unidades Militares de Apoyo a la Producción
 

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Una vez más la “Infanta” Mariela Castro niega, con cinismo y prepotencia, pasajes oscuros de la historia reciente que Cuba debe al régimen de su tío Fidel Castro; quien junto a su padre Raúl encabezó el totalitarismo y las violaciones de derechos humanos en los últimos 60 años.

La hija de Raúl Castro y directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) cuestionó que las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP) sean calificadas como “campos de concentración”. En esos centros que ahora recuerda con nostalgia la heredera Castro, entre 1965 y 1967 confinaron a la fuerza a unas 30 mil personas, principalmente por ser homosexuales, religiosos, desafectos políticos o intelectuales, para “reeducarlos” y que fueran útiles al nuevo orden comunista.  

“Son un tema sobredimensionado y distorsionado”, enfatizó Mariela Castro en una transmisión de YouTube del programa “La tarde se mueve”, que conduce desde Miami el periodista procastrista Edmundo García, a quien últimamente la mayoría de los usuarios en redes sociales tildan como errático, ambivalente y “oportunista de aquí y allá”.

“Nosotros íbamos a la escuela al campo. ¿Ir a la escuela al campo eran campos de concentración? Mira que aprendimos mucho y nos divertimos mucho y lo cuestionábamos todo. Si lo pasábamos de lo más bien...”, aseguró Mariela Castro en una comparación impensable para miles de víctimas de esos campos de trabajo forzado.

Sus palabras se contraponen a las de personas que vivieron en carne propia el programa de las UMAP, por el que los enviaron en duras condiciones y sin derecho a oponerse a trabar en zafras de caña y otras labores, principalmente de Camagüey y Ciego de Ávila.


Una de las víctimas, Luis Pérez Martinto, contó a ADN CUBA que estuvo internado en la UMAP: “Fue un momento terrible de mi vida porque yo tenía veinte años nada más, y allí conocí el horror de los hombres contra los hombres. Espero que en algún momento el estado cubano pida perdón”.

Pero Mariela Castro, lejos de pedir perdón, quiere lavar la imagen de su familia y su responsabilidad en la creación de esas unidades militares: “Lo que se había creado era lo que es ahora el EJT [Ejército Juvenil del Trabajo]. La idea de las Fuerzas Armadas era crear un Servicio Militar sobre todo con campesinos para apoyar la producción de alimentos. Por eso decían: en lo que se preparan para defender el país, que también apoyen la producción de alimentos que el país necesitaba”.

La apoderada del Cenesex miente, porque en vez de “campesinos”, predominaron los homosexuales, religiosos e intelectuales arrancados de su vida y trabajos en las ciudades, para arrojarlos en la UMAP.

Mariela justifica esa horrorosa historia: “Había personas que estaban totalmente distanciadas de los problemas del país y no querían poner su granito de arena, y eran momentos muy difíciles…”.

Algo, al menos, reconoció: “La manera de recoger a las personas fue terrible”. Hacía referencia a los operativos violentos por los que muchas personas fueron detenidas.


“Eso fue un trabajo que se hacía desde el Ministerio del Interior, no era compatible con lo que habían decidido las Fuerzas Armadas”, dijo la Castro, obviando que los métodos del ejército no eran mejores.

En los campos donde concentraban a estas personas, eran vigilados por guardias armados, dentro de perímetros de alambres de púas. Se han documentado abusos, suicidios y castigos injustificados a los retenidos obligatoriamente.

Así describe Luis Pérez Martinto, aquellas reclusiones, en su testimonio a ADN CUBA: “En el primer llamado, que fue en realidad una operación de recogida, las víctimas fueron fundamentalmente marginales, gente callejera y sin trabajo. Pero el segundo, más sofisticado, las autoridades disfrazaron la redada bajo una citación del Servicio Militar Obligatorio y los objetivos eran religiosos y homosexuales”.

Jaime Ortega, el Cardenal de Cuba fallecido en 2019, entregó antes de morir una carta manuscrita a su secretario personal donde entre otros aspectos, menciona su paso por las UMAP. El documento fue publicado en la revista Palabra Nueva.

El Cardenal, que sería un aliado de los Castro en su noviazgo tardío con la cúpula católica, menciona su estancia de ocho meses en los campos de concentración y los trabajos forzados que tuvo que hacer.  

Según Mariela Castro, lo más recomendables es “no estar escudriñando en la basura con malas intenciones”.

La heredera afirma que el Partido Comunista y la jefatura de las Fuerzas Armadas (encabezados por su tío y su padre, respectivamente), no conocían los hechos de las UMAP. A través de la Federación de Mujeres Cubanas y la Casa de las Américas, se comenzó una investigación que propició su cierre, según la también diputada al débil Parlamento cubano.

Durante todo el programa de Edmundo García, Mariela Castro maquilló los abusos del régimen: “ha habido prácticas que reprobamos”, dijo, pero consideró que el pensamiento “brillante” de Fidel Castro evolucionó en sus consideraciones sobre el tema.

“No podemos pretender que los dirigentes lo sepan todo”, argumentó. De esta manera quiere volver a barrer debajo de la cama los abusos de las libertades individuales, los derechos humanos, la diversidad y la democracia ocurridos bajo el reinado de su familia en nombre de la revolución que ellos mismos enterraron.

 

 

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