Hija de la Ministra Mayra Arevich goza los placeres del capitalismo

Otra vez una hija de dirigente en Cuba demuestra la doble moral del Castrismo. Arevich explotaba al pueblo con las tarifas de Etecsa y su hija gozaba por Europa
Mayra hija Arevich
 

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Leysi Rubio Arevich, hija de la expresidenta de Etecsa y actual Ministra de Comunicaciones de Cuba, Mayra Arevich demuestra nuevamente la doble moral del Castrismo y la buena vida que se han dado siempre, los descendientes de los dirigentes “comunistas” en la isla.

Arevich, quien según su perfil de Linkedin, es graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana. Primero fue colaboradora del Estudio Romerillo del artista plástico Kcho y luego del sitio oficialista Cubadebate, se excusó en una beca Chevening para darle la vuelta al mundo y no precisamente “montada en un burrito”.   

Dice la hija de la Ministra en dicha red social, que ella “cree en el poder de la comunicación como herramienta de cambio social”. Aunque no ha movido un dedo para ayudar a mejorar la libertad de prensa y expresión de sus compatriotas.

Añade que fue becaria entre el 2018 y 2019 en la Universidad de Kent en Gran Bretaña y que es “amante de la pasta”. ¿Cómo hará para hacerse un espagueti a la boloñesa en la isla? Suponemos que no saldrá de las Tiendas en MLC haciendo colas.

Rubio Arevich no se esconde en Instagram. Lo mismo la ves en Londres, que en Barcelona, que frente a la Torre Eiffel en París, que oliendo los tulipanes de Ámsterdam. De vez en cuando se ha parado frente a un McDonald's, porque su madre será muy comunista, pero en el capitalismo es “cool” la comida rápida.

Pero no es la única marca que ha perseguido. Rubio Arevich ha gozado los placeres del capitalismo a sus anchas. Lo dice ella misma en un artículo: “Es difícil encontrar un McDonalds, un Costa, un Primark en Brighton”.

En ese trabajo, la hija de la Ministra “nos” invita a perdernos en “The Lanes”, un “tejido de pequeños micromundos (…) donde tienen más de diez negocios diferentes: restaurantes, cafés, librerías, sastres, estudios de tatuajes y tiendas de discos de vinilo”.

La joven agrega que también “ama las montañas rusas, los carruseles o el cosquilleo en la barriga que produce el miedo a caer” y para que no se diga que no es crítica, un poquito, con el régimen, dice que al Malecón de La Habana le hacen falta inversiones.

Pero tres años antes, en 2016, Rubio Arevich estaba garantizando el ascenso de su mamá y escribiendo cosas como “El pueblo cree en la Revolución” o “La sienten y la defienden en cada espacio y oportunidad que se presenta”.

De regreso a Cuba, Rubio Arevich garantiza su visado a Reino Unido. Se inventó un Foro Internacional de Espacios “Nuestra ciudad, nuestro espacio”, por supuesto, con apoyo monetario y logístico de la Embajada de Reino Unido en La Habana. 

 

 

 

 

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