El gerente del Cupet de Bacuranao, en el capitalino municipio de Habana del Este, y una presunta funcionaria del Consejo de Defensa local decidieron en días pasados no sacar pollo a la venta, pese a que desde mucho antes que el kiosco abriera decenas de personas hacían cola para comprar ese alimento, el más preciado y polémico en Cuba en estos tiempos de COVID, donde el cerdo se ha sumado a la res y el pescado, excepto la claria, como especies en peligro de extinción.
La iniciativa de “esconder el pollo”, desplegada el 17 de septiembre, molestó sobremanera a quienes esperaban poder comprarlo. Según la cubana identificada en Facebook como Oneida Silveira, si no le pasaba, no lo creía. Luego de horas de hacer cola, tuvo que irse con las manos vacías porque el gerente engañó a los clientes y no le dio la gana de venderles el pollo, manteniéndolo como un auténtico tesoro escondido.
Silveira defiende que fueron engañados porque, después de abrir media hora tarde, una mujer dijo que el codiciado cárnico era para “despachar módulos”. Se generó molestia entre los que hacían cola desde las seis de la mañana y hasta antes, y la mujer que se identificó como miembro del Consejo de Defensa dijo que “le iban a despachar a la población que estaba en la cola después que terminarán con las personas de la comunidad, que eran las que viven detrás del Cupet”, relata Silveira en su post de Facebook.
Según ella, los residentes en la comunidad habían comprado en días anteriores, lo que, unido a que nadie sabía de dónde salió la orientación ni había explicación convincente, generó aún más disgusto. Éste llegó luego a su máximo cuando los clientes se percataron de que habían sido engañados y al gerente del Cupet “no le dio la gana de vender el pollo”.
“Se le pidió explicaciones al Consejo de Defensa y la jefa, una tal Margarita (déspota y con aires de grandeza), lo que dijo fue que mandaría a la policía para desalojar a todas las personas que estaban allí”, detalló Silveira.
Quedarse sin pollo luego de una cola de horas y esperar días a que una ambulancia o una patrulla acudan a tu casa a trasladar a tu padre de 84 años que se sintió mal son motivos para la indignación y la molestia, mismas que se perciben no sólo en la denunciante, sino también en la gran parte de los que han comentado en su post y en los rostros de las fotos que le acompañan, ilustrativas del episodio relatado.
Pese a todo eso, contrapuso la mujer, se espera que uno calle cuando oyes a un hijo decir: “ojalá alguien salga positivo en el barrio para que nos pongan en cuarentena, para que nos traigan todo lo que sale en el NTV (telediario oficialista)”. “También es una mentira… Qué desilusión tan grande... Y tengo mucho más que decir, pero no vale la pena”, concluyó.