El miedo a morir aplastado en un derrumbe marcó a los capitalinos este 2020

Durante el 2020, la prensa independiente publicó innumerables casos de derrumbes, que la prensa oficialista oculta o ignora, a pesar del estado calamitoso del fondo habitacional cubano
Derrumbe en el municipio Diez de Octubre (Radio Martí)
 

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El temor a morir aplastado en un derrumbe marcó la vida de los cubanos durante este 2020 que, a punto de finalizar, debe incluir en su lista el desplome de un edificio en el municipio capitalino de Centro Habana.

El miércoles 23 de diciembre, al filo de las 8:00 pm, se desplomó el techo y parte de la cocina de una edificación ubicada en Malecón #31, entre Prado y Cárcel, en el municipio de Centro Habana.

En esta ocasión no se lamentó la muerte de personas, pero un adolescente de 16 años sufrió la fractura de la pelvis y tuvo lesiones en la clavícula, mientras que otros dos adultos tuvieron traumas menores.

Este año el gobierno cubano contabilizó 854 edificios en estado crítico, 696 de ellos en la capital del país, y un total estimado de 849 753 personas afectadas.

En Cuba, las instituciones gubernamentales no permiten el acceso a registros oficiales para constatar la cantidad de familias que acuden a las oficinas alertando del inminente peligro en que viven, de ahí que las redes sociales y la prensa independiente se han convertido en la vía para canalizar las preocupaciones de la ciudadanía y dar visibilidad a sus casos.

Si bien es cierto que las zonas de la capital más afectadas son Centro Habana y La Habana Vieja, este año otras áreas de la capital han enfrentado dificultades, entre ellas la barriada del Cerro.

En octubre pasado murió una mujer de 74 años de edad que quedó atrapada luego de un derrumbe en un edificio de tres plantas, ubicado en Amargura 319, entre Aguacate y Compostela, en La Habana Vieja. Esa fue la última de una cadena de muertes lamentables por la misma causa este año.

En julio una mujer rescatada de entre los escombros tras producirse un derrumbe en el barrio habanero del Cerro perdió la vida pocas horas después en el hospital. Se convirtió en la segunda muerte de esa semana a causa de un derrumbe.


A mediados de enero una nota trágica conmocionó a la población cuando tres niñas murieron en un barrio de la capital cubana, al desplomarse un balcón de un edificio que estaba siendo demolido.

Otro de los reportes que tampoco recogen las oficinas estatales son las cifras de habaneros que temen morir aplastados por un derrumbe, tanto dentro de la casa como cuando se camina por las calles.

Los residentes en esas zonas se han visto obligados a desplazarse hacia las áreas exteriores de los edificios para pasar la noche a la intemperie.

En agosto uno de los casos más conocidos en las redes sociales fue el del matrimonio habanero, padres de dos niñas, residentes en la calle Dámaso 905, apartamento 2, en La Habana Vieja, que por temor al colapso total del edificio se vieron obligados a salir en busca de un lugar provisional para evitar el desastre.

Antes, en el mes de julio, otro caso cobró visibilidad cuando nueve familias (22 personas, entre ellos 3 menores de edad) que vivían en el edificio de tres plantas ubicado en Zulueta 505, entre Monte y Dragones, en La Habana Vieja, decidieron instalarse en las afueras del inmueble tras el derrumbe de dos de sus apartamentos.

La solución que ofrece el gobierno es la de trasladarlos a los albergues, pero la mayoría los rechaza porque ya conocen del drama de decenas de ciudadanos que llevan décadas viviendo en esos lugares.

Aseguran que enfrentan todo tipo de dificultades y todos han perdido las esperanzas de que les ofrezcan alguna solución.

En 2018, la organización Herencia Cultural Cubana presentó en Miami un primer informe sobre el estado del patrimonio histórico y cultural de Cuba, que evidencia deterioro y un “patrón de abandono”.

El informe destacó especialmente la situación de inmuebles en La Habana Vieja, donde hay muchos edificios que se han derrumbado, o que están por derrumbarse.

 

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