El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, subrayó 23 de marzo que las relaciones de Cuba con China son “de largo plazo” y “alta prioridad” para La Habana, informó la Agencia Cubana de Noticias.
El primer secretario del Partido Comunista (PCC) hizo estas declaraciones al intervenir virtualmente en un seminario con miembros de la organización que dirige y su homóloga del país asiático, en donde abogó por aprender mutuamente de las experiencias del otro.
Díaz-Canel valoró la decisión de Beijing de tratar de convertirse en un líder global en innovación científica, tecnológica y teórica y recordó la decisión del Octavo Congreso del PCC de apoyar la ciencia y la innovación.
El presidente cubano reiteró asimismo “el derecho incuestionable” de su país a “existir como nación soberana e independiente” y “resistir creativamente el efecto combinado de la pandemia y de un bloqueo recrudecido”, en referencia a las sanciones estadounidenses.
Más allá de estas declaraciones, las relaciones de Cuba y China no viven su mejor momento, debido a la incapacidad de La Habana de pagar su deuda con Beijing, que asciende a más de 4000 millones de dólares.
Las autoridades y las empresas chinas han manifestado su “preocupación” por las ineficiencias en las inversiones de La Habana, pagos morosos y las reiteradas solicitudes para reprogramar la deuda.
Las compañías chinas con frecuencia son reacias a emprender negocios con Cuba sin las garantías del Gobierno, mientras que los funcionarios asiáticos han “sugerido” en varias ocasiones a Cuba modernizar la economía, ofreciendo ayuda, señaló Reuters.
En 2015, el Club de París condonó 8500 millones de dólares de deuda sobre el total de 11 100 millones que le debía Cuba. El pago del pasivo restante se escalonó hasta 2033, y en 2020 el Club de París otorgó al gobierno cubano una moratoria de un año.
Antes, Cuba recibió condonaciones por 2800 millones de dólares por parte de China en 2011, 487 millones por parte de México en 2013 y 29 000 millones por parte de Rusia en 2015.
El país está en default con Brasil desde 2018 y le deba a Argentina 2700 millones de dólares por una deuda contraída en los años 1970.
A pesar de esto, en diciembre de 2021 el régimen cubano inició su “inserción definitiva” en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el más grande proyecto de inversiones del gobierno chino a escala mundial.
Entre esos sectores destacan “el desarrollo de infraestructuras, educación, cultura, salud y biotecnología, comunicaciones, ciencia y tecnología, y turismo”, refiere la prensa oficialista.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda es un proyecto promovido por China desde 2013, que pretende crear una extensa red de infraestructuras, como enlaces marítimos y ferroviarios, que tributen a la conectividad entre sus miembros.
Al igual que la antigua ruta comercial marítima, la Nueva Ruta de la Seda que proyecta China tiene el objetivo de vincular a la nación asiática de manera más directa con Europa, Medio Oriente, África y, más reciente, América Latina.
Desde el lanzamiento de la idea por Beijing más de un centenar de países se han adscrito a la misma mediante la firma de memorandos de entendimientos y planes, como Cuba, pero algunas naciones occidentales han manifestado su preocupación y han acusado al proyecto de ser una forma de neocolonialismo.