Yoannys Gómez Montoya después de pasar diez años en la vida militar decidió volver al campo en la localidad del Salvador Rosales en el municipio de Songo La Maya, Santiago de Cuba.
En su nueva vida como campesino no encuentra ningún apoyo del estado para desarrollar esa actividad y poder alimentar a su familia.
Yoannys, a sus 34 años, dice que la carrera militar le gustó "por la preparación que da para la vida y el futuro", pero tuvo que regresar sus orígenes debido a la enfermedad de sus abuelos.
Estuvo diez años trabajando en Pinar del Río.
"La dejé. Mis abuelos y estaban mayores y quise atender la finca, los animales. Me gusta la vida del campo", añadió.
Cuenta que como militar ganaba 710 pesos cubanos (28 dólares) más algunas ayudas de aliemntos que recibía.
Actualmente no gana nada, porque recién empezó con la finca este mismo año.
"Pienso seguir atendiendo mi finca, ver cómo puedo comprar un ganadito para sobrevivir. Al menos acá en Oriente no hay recursos, no hay nada, es bastante difícil", lamenta Gómez Montoya.
Explica que en ese trabajo en la isla hay que vivir "bajo el sacrificio de uno. Me han brindado poca ayuda (gobierno local), estoy bajo mi sacrificio".
Sobre los alimentos a los que tiene acceso señaló que únicamente los que llegan a la bodega.