El laico Dagoberto Valdés, una voz conocida de la comunidad católica de Cuba, elogió este 14 de diciembre el llamado de los obispos cubanos “al diálogo y a la negociación entre los que tienen opiniones y criterios distintos” y enumeró varios de los problemas que vive Cuba actualmente.
En un texto publicado en la página del Centro Convivencia, Valdés consideró entre las principales necesidades del país, “la necesidad de un diálogo y una negociación entre cubanos que [piensan] diferente” y pidió a todos no “creer más en falsos mesías ni en promesas salvadoras”.
También pidió que cese la violencia, los actos de repudio, los insultos y las descalificaciones.
Según el laico, “el hambre y el agobio para conseguir alimentos, la pobreza y la precariedad, los problemas económicos, familiares y nacionales”, están entre las principales problemáticas del país.
El texto al que hace alusión es el habitual mensaje de Navidad que la Conferencia de Obispos de Cuba envía cada año, pero esta vez con claras alusiones políticas, en medio de fuertes campañas de difamación del Gobierno contra sus críticos.
“Como pastores miramos a un pueblo cansado y agobiado”, advierten los obispos y el cardenal Juan de la Caridad García Rodríguez que rubrican el texto. “Las carencias materiales, el cansancio espiritual, la insuficiente economía personal, familiar y nacional que afectan duramente la vida presente y ensombrecen el futuro”.
El mensaje incluye una lista de las buenas noticias que necesitan escuchar los cubanos, como que “el agobio por conseguir los alimentos se convierta en un sereno compartir el pan cotidiano en familia” y también “que el anunciado reajuste de la economía nacional, lejos de aumentar las preocupaciones de muchos, ayude a que cada cual pueda sostener a su familia con un trabajo digno, con el salario suficiente y con la siempre necesaria justicia social”.
Evitar “la violencia, la confrontación, el insulto y la descalificación para crear un ambiente de amistad social y fraternidad universal”, también forma parte de esas buenas nuevas que espera deseosa la población, junto a “que la intolerancia dé paso a una sana pluralidad, al diálogo y a la negociación entre los que tienen opiniones y criterios distintos”.
Varios sacerdotes de la Isla y la diáspora han alzado sus voces para reclamar al Gobierno por la falta de libertades y alimentos que padece el país en las últimas semanas. Algunos, merecieron reprimendas del Departamento de Asuntos Religiosos del Partido Comunista.
Entre los que provocaron la ira del PCC está Alberto Reyes, párroco de Esmeralda, quien en su “Crónica del Noreste III”, disecciona la realidad cubana, haciendo hincapié en el miedo paralizante que envuelve la sociedad.
En su perfil personal en Facebook el religioso también expresó su inconformidad con el “silencio de los obispos” sobre el ineficiente sistema político que rige el país y las dificultades que sufren los cubanos.
El por años vicerrector del Seminario San Agustín, en Camagüey, confesó: “he dicho lo que tenía guardado entre pecho y espalda”, luego de afirmar que “el comunismo es una gran mentira” y que “Cuba es una cárcel grande donde, si te portas mal, te meten en otra más pequeña. Y como cárcel al fin, nos sentimos controlados”.
Es de suponer que el otro sacerdote al que señala el PCC es el padre Jorge Luis Pérez, de quien circuló en octubre una encendida homilía en la cual se habla de libertad religiosa y donde Pérez llama “tirano” a quien no dimite por el bien de su pueblo.
El párroco de San Francisco de Paula, en el municipio capitalino de Diez de Octubre, dijo en su larga homilía: “cuando un gobernante no está dispuesto a dimitir, a quitarse del medio por el bien común, por el bien de su pueblo, por el bien de su sociedad: ese César es un tirano, porque ningún gobernante está por encima de su pueblo”.
Ante los crecientes casos de persecución religiosa, protagonizados por esta dependencia del PCC, la Alianza por la Libertad Global solicita al gobierno de EEUU que sanciones a esta dependencia del régimen cubano.