Familias cubanas denuncian que quedaron atrapadas varios días en el edificio Piñeiro, luego de la destrucción de la escalera que permitía el paso al piso superior del inmueble ubicado en la ciudad de Caibarién, provincia de Villa Clara.
“A todos quiero hacer pública la injusticia que se está cometiendo aquí en mi pueblo natal”, compartió este martes en Facebook el cubano Antonio Campos, uno de los afectados, quien ha venido publicando detalles del caso desde una semana atrás.
El inmueble construido hace un centenar de años, está en peligro de derrumbe por lo que las autoridades municipales ordenaron a sus inquilinos que lo abandonaran. Sin embargo, los ciudadanos no se quieren ir porque el albergue que ofrece el gobierno local no tiene buenas condiciones, y de aceptar, los cubanos podrían permanecer muchos años a la espera de que le faciliten una vivienda digna.
El edificio Piñeiro, situado en la calle 12, permanecían hasta la mañana de este miércoles seis familias impedidas de abandonar el lugar, o salir a buscar víveres, según el testimonio de Campos, quien además subió a las redes un video en el que se ven varias personas en una azotea acompañándole en su denuncia.
“Llevamos 6 días aquí arriba desde la última visita que hizo el gobierno el cual la única solución que nos daba era meternos en un cuartico de recreación de parejas [;] desde entonces no han venido a nada ni siquiera a saber cómo nos encontramos”, asegura Campos.
Según el hombre, han tenido que depender de amigos y familiares que les “dan los alimentos y medicinas a través del balcón” de su casa mediante una soga. La esposa de campos tiene 61 años, y entre los afectados hay una anciana de más de 70 años “que padece de presión”.
Las autoridades del régimen, afirma el ciudadano, les dijeron que, si aceptaban ir para los “cuarticos” provisionalmente, llevarían sus bienes para un almacén del estado. Dos de las ocho familias que habitaban el edificio Piñeiro se fueron a refugiarse con parientes, pero el resto se negó a abandonar el inmueble.
Entonces, las autoridades locales del régimen “vinieron amenazándonos de sacarnos a la fuerza”, asegura Campos. Representantes del Estado les dieron pocas horas para desalojar, pero “nos negamos y les dijimos que preferimos estar presos que perder nuestros hogares”.