El sistema de atención a migrantes en la provincia uruguaya de Rivera colapsó en los últimos 20 días debido al ingreso masivo de cubanos, informó este 24 de enero el diario local El País.
Los cubanos entran por la frontera con Brasil solicitando refugio a la Dirección de Migración y se les realiza un test de Covid-19, pero a consecuencia de las demoras muchos debían permanecer en el centro de contingencia hasta tener el resultado. A ello se sumó que varios resultaron positivos y debían cumplir allí una cuarentena.
“Se generó un cuello de botella y tuvimos que cambiar el protocolo porque se saturó el sistema”, declaró a El País el director General de Promoción y Acción Social de la Intendencia de Rivera, Giovani Conti.
El centro de contingencia fue instalado gracias a unas carpas donadas por la Embajada de Estados Unidos que cuentan con aire acondicionado y tienen capacidad para 35 o 40 personas. Mientras están allí, es preciso brindarles asistencia, lo cual incluye tres comidas diarias y artículos de higiene personal.
Los costos son asumidos por la Intendencia de Rivera desde hace dos años. “Nosotros vamos a estar dando este apoyo hasta el 31 de enero y entonces lo pasamos a Relaciones Exteriores. Estamos buscando financiamiento porque venimos con la billetera agujereada”, señaló Conti.
En los primeros 20 días de enero, ingresaron 538 cubanos a Uruguay y salieron 268, según números provenientes de la Dirección de Migraciones a los que tuvo acceso El País. Por Rivera entraron 135 pidiendo refugio y se marcharon solamente dos. En el 2021 habían llegado 450.
La ley 18076 de refugiados establece que “toda persona tiene derecho a solicitar y recibir refugio en el territorio nacional” y será reconocido como refugiado cuando haya sido perseguido por motivos de raza, religión o nacionalidad, o en caso de que su vida o libertad fueran amenazadas.
“Tenemos conciencia [de] que no son refugiados, son personas que les indican que pidiendo refugio tienen acceso a eso [comida, hospedaje y atención médica]”, dijo Conti sobre los cubanos que llegan.
Aseguró que son personas que quisieron salir “por su propia voluntad” y buscando en la mayoría de los casos mejoras económicas. “No hay una persecución política, no encajan en el tradicional concepto de refugiado”, aseguró.