Carla, una doctora de un barrio de La Habana, dice que la gente recuerda el 26 de Julio por ser un día feriado: “Este año no hubo fiesta, ni nada. La gente se acostó temprano. El Día de la Rebeldía Nacional ahora es un día muerto”.
“Antes, todos los años había fiesta en los barrios, pero ahora no es posible no encontrar siquiera una caldosa. Ni un trago. No pude dar discursos”, comenta Fidelito, un personaje popular del folclor en Jaimanitas, por sus “cualidades naturales” para repetir los largos discursos de Fidel Castro. Fidelito agrega que está decepcionado por el 26 de Julio que acaba de pasar de largo, inadvertido en los barrios de La Habana.
“Yo recuerdo que antes, en mi recorrido la noche de la víspera del 26 de julio, la gente me llamaba para darme caldosa, tragos y me pedían que les echara un discurso. Este año ni un solo CDR conmemoró nada. Me acosté con tremenda hambre y con muchos deseos de tomarme un trago”.
Borracho, oscilando por la calle con el brazo en alto y el dedo índice apuntando a la luna, Fidelito repetía con su memoria prodigiosa los interminables discursos del “Máximo Líder”.
La carta de despedida del Ché Guevara y el discurso de la voladura del avión de Barbados eran permanentes cada 26 de julio, pero la que más le gustaba a la gente era la frase: “¡Estamos en el momento decisivo. Somos hoy más fuertes que nunca!”.
Este año no hubo 26, como si en vez de la alegría de esta fecha ahora se celebrara un luto. Aunque a decir verdad hemos estados celebrando por décadas con una fiesta, una fecha donde hubo muchos muertos y corrió mucha sangre.
“La necesidad de austeridad y medidas de control sobre los recursos, es el motivo de que no se haya orientado a los barrios las celebraciones al nivel de otros años”— dijo Pedro Pérez, un militante del Partido Comunista y tradicional organizador de las fiestas del 26 en su barrio del reparto Flores, municipio Playa.
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Carmen Arencibia, de calle Tercera C, en Jaimanitas, es otra que siente nostalgia por las fiestas del 26: “Yo recogía el dinero por casas y compraba los suministros, una cuota que vendía el estado por cada CDR. Éramos un equipo pelando las viandas para la caldosa y adornando la calle. Pintábamos las acera con cal. Escribíamos lemas revolucionarios y todo el barrio estaba lleno de banderas del 26, este año he visto una sola, en la casa del delegado del Poder Popular”.
El Asalto al Cuartel Moncada se produjo el 26 de julio de 1953, por un grupo de jóvenes bajo el mando de Fidel Castro.
Luego del ataque, que fracasó, Castro fue condenado a 15 años de prisión, aunque dos años más tarde todos los rebeldes fueron puestos en libertad a causa de una amnistía concedida por Fulgencio Batista.
Tras su llegada al poder, el gobierno de Fidel señaló al 26 de julio como el “Día de la Rebeldía Nacional”, y la fecha se convirtió en una de las primeras en importancia en la tradición de celebrar la Revolución cubana.
Pero a la altura del 2019 la realidad ha cambiado mucho:
“Es un aviso, ya nadie le da importancia. En mi opinión fue siempre un circo. Ahora con el nuevo período especial y la gente que no tiene nada con que solventarse y sobrevivir, piensan en cosas más prácticas”— opina Radamés Ponce, cuentapropista que arregla televisores en su casa. “Antes incluso daban una cuota por CDR de bebidas, cárnicos, viandas, sazones y hasta un cake para los niños, la gente se emborrachaba y se mataba el hambre, ahora todo eso quedó en el olvido”, comentó.
Jóvenes sentados en el malecón habanero reafirmaron la certeza de Ponce. Para Michel Suarez, de 20 años y residente en el barrio Los sitios, de Centro Habana, el “26 de julio” era un agro mercado de la calle Egido, pero que estaba cerrado en estos momentos... Carlos Guilarte, de Prado y Colón, lo relacionó con la escuela donde cursó la primaria. Y Katiuska, natural de Guantánamo y de visita en la capital, dijo que sí conocía…: esa fue la fecha “cuando empezó la guerra de los Diez años”.
Fidelito está afectado no solo por perder un modo de subsistencia, también teme porque pierdan vigencia sus discursos.
“Cuando repetía los discurso de Fidel me los creía y la gente me apoyaba, me seguía, me aplaudía, pero como veo las cosas, sin 26 puede que comiencen a olvidarme y hasta odiarme, y yo sinceramente no se imitar a nadie más”, lamentó.