Cada vez son más preocupantes las leyes que se imponen en Cuba sin contar con las ciudadanas y los ciudadanos. Ya no hablemos de la ley 88 (conocida como Ley Mordaza), o la ley de peligrosidad predelictiva, o el decreto 349, pues en la recién estrenada Constitución, todos los atropellos a los Derechos Humanos y a la libertad de expresión se encuentran refrendados. Los Artículos 4 y 5 incentivan el odio a la diferencia de opinión y colocan al Partido Comunista como el Gran Hermano que siempre ha sido, “la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado”.
Si analizamos el proyecto de Ley de Símbolos Nacionales comprendemos buena parte de la manipulación de la identidad y la nación de la que el gobierno nos quiere hacer parte. En su artículo 33 reconoce que “las personas naturales pueden usar la Bandera Nacional en sus vehículos, portarla en actos públicos, exhibirla en sus lugares de residencia o de trabajo, observando el respeto y cuidado que corresponde”; sin embargo “se prohíbe estampar, escribir, pintar o firmar en la Bandera”, así que como motivo artístico queda excluida.
La ambigüedad y el absurdo en cada una de estas leyes es algo que siempre ha utilizado el gobierno para imponer sanciones a disidentes políticos.
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Recientemente el artista Luis Manuel Otero Alcántara, realizó una obra que generó muchísimos debates y reacciones gubernamentales sobre el uso y la “honorabilidad” de símbolos como la bandera. La acción Se USA, “homenajeaba a Daniel Llorente, el cubano que salió con la insignia norteamericana el primero de mayo de 2017 y que por ello fuese arrestado violentamente”. Realizado en vísperas de la 13 Bienal de La Habana, más allá de las recurrentes detenciones que siempre genera cualquier acto considerado disidente por el Estado, propició un challenge en las redes sociales donde cada persona se fotografiaba con la bandera de la manera que eligiera, unido al hashtag #LaBanderaEsDeTodos.
No obstante, la obra por la que actualmente Luis Manuel Otero se encuentra cumpliendo prisión domiciliaria y en espera de juicio, es el performance Drapeau o 24h del mes de agosto la bandera como mi segunda piel. Poniendo al límite los usos que de la bandera podemos hacer, Luis se fotografía en la playa, en la ducha, o la tasa del baño, utilizando la bandera como cobija o su “propia piel”.
Esta serie de trabajos de la que el Movimiento San Isidro es también colaborador, — no olvidar la obra que proponía sostener la bandera cubana por 24 horas, en la sede del Museo de la Disidencia en Cuba— tratan de interpelar desde el arte toda esa ola represiva que el gobierno en su inestabilidad económica trata de imponer.