Una Ley para arrebatarnos “ese pedazo de Cuba que aún nos pertenece”

A propósito de la revisión del Gobierno cubano a la Ley de los Símbolos Nacionales, jóvenes artistas expresan sus criterios al respecto, considerando el carácter restrictivo que se le impone a la relación individuo-símbolo.
Bandera cubana. Foto: Ariel Maceo Téllez
 

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* Por Lester Rodríguez

Ariel Maceo Tellez (La Habana, 1986), escritor y fotógrafo, es miembro de la Asociación Hermano Saíz (AHS), egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y coordinador del grupo de poesía Demóngeles. Sus libros de poesía Ultimo cumpleaños y ¿Sabes quiénes son los monstruos?, fueron publicados por las editoriales Bruma Ediciones (Argentina) y Samarcanda (España), respectivamente.

A propósito de la revisión del Gobierno cubano a la Ley de los Símbolos Nacionales, no pocos artistas jóvenes han expresado sus criterios al respecto considerando, para el caso de la bandera, el carácter restrictivo que se le impone a la relación individuo-símbolo.

ADN CUBA conversa con el joven artista, uno de los primeros en exponer públicamente su inconformidad y rechazo a varias aristas de dicha Ley.

Desde hace una década has mostrado interés en realizar una serie fotográfica sobre la bandera cubana. ¿Cuál era tu perspectiva?

Ciertamente, desde 2008 tenía claro que la bandera, mi bandera, no era un símbolo de culto ni idolatría, y muchos menos intocable, sino algo más sencillo, profundo e imperecedero. Había concientizado sobre su significado, y además adentrándome en la verdadera historia de mi país: esa nebulosa oscura que muchos aún no quieren aceptar. La bandera, y lo que representa, era ese pedazo de Cuba que aún nos pertenece y que el Gobierno no tiene ningún derecho a tocar”.

En el año 2009 la AHS financió la exposición Cincuenta veces Cuba, del holguinero Kaloian Santos Cabrera, sobre la bandera cubana, pero desde un ángulo que muchos calificaron de “símbolo inamovible”…

Recuerdo esa exposición. Kaloian es muy buen fotógrafo, pero a su serie yo le hubiese aportado la irreverencia, la cubanía, la sandunga, las grietas, las manchas, el sexo, la sangre, el dolor de fotografiar la bandera de un país oprimido por su propio Gobierno por más de medio siglo.

Cincuenta veces Cuba es bella estéticamente, son fotos lindas, como un búcaro recién comprado, pero carentes de vida y vacías como un refrigerador en Centro Habana. Comprendo que su autor haya tenido que nadar en las aguas del oficialismo, pero dónde quedó entonces la magia de usar la cámara como transporte y navegar hacia el arte. Cincuenta veces Cuba presume demasiados colores para adornar a este edificio lleno de grietas que se llama Cuba. Y eso es también, en mi opinión, traicionar a la bandera”.

 

La polémica en torno al uso cívico de los símbolos patrios no es novedad. Hace casi una década el periódico Granma generó un “debate” en el que fustigaba el uso de la bandera cubana en prendas de vestir, accesorios y suvenires. Esta nueva Ley reaviva la discusión.

Sí, el Gobierno lleva tiempo coqueteando con estas ideas. No es casual que reapareciera ahora y tampoco me sorprende. A mi entender, el nuevo presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, la única forma eficaz que tiene para mantenerse en el poder es gobernar por decretos. Desde su traspaso de poder, en abril de 2018, fueron impuestos un sinnúmero de decretos, entre ellos el totalitario Decreto-Ley 349, que atenta directamente contra el arte libre.

“Con respecto al decreto que implica a la bandera, es absurdo creer que su debate es ciudadano. Un verdadero debate dejaría claro el sentir y los deseos del pueblo con respecto al uso de los símbolos patrios. Nada de lo que menciona la Ley de los Símbolos Nacionales debería estar en discusión. Los cubanos todos tenemos el derecho de usar los símbolos patrios, en este caso la bandera, como mejor lo entendamos.

“Es una Ley absurda porque olvida algo tan simple y a la vez poderoso: que no hay nada más lindo que ver por las calles de tu país a un joven o una mujer llevar en su pecho la bandera cubana, o que los extranjeros se lleven la bandera que compraron en algún lugar de la Habana Vieja, para colgarla luego en sus casas”.

Según José Luis Toledo Santander, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos del Parlamento cubano, el nuevo cuerpo legal solo busca flexibilizar el uso de los emblemas nacionales para “lograr mayor presencia” en la sociedad civil. ¿Qué crees de esto?

Quiero creer que este señor no se leyó la Ley. Si lo hubiese hecho, entonces sabría que se está haciendo cualquier cosa menos flexibilizar el uso de los emblemas nacionales.

“Para el ciudadano que haya leído el Proyecto de Ley, o que simplemente haya escuchado sobre el mismo, es muy fácil entender que el Gobierno quiere restringir su uso. Cuál es la razón principal…la desconozco, y dudo que tengan alguna porque en realidad es una gran estupidez. No tiene sentido alguno restringir el uso de tus símbolos patrios, cuando se supone que son parte del orgullo de una nación”.

El Artículo 203 del código penal cubano sanciona hasta con un año de cárcel al que “ultraje o con otros actos muestre desprecio a la bandera, al himno o al escudo nacionales” ¿Crees que la nueva Ley podría activar un hostigamiento por la utilización “indebida” de los símbolos?

Lamentablemente eso es lo que ocurrirá: un gran hostigamiento por parte de la policía y la Seguridad del Estado, cazando brujas, su pasatiempo favorito. Pero antes habría que definir qué cosa es ultraje, o desprecio a la bandera. Este peso caerá mayoritariamente en los artistas y activistas. Eso queda claro.

“En mi caso voy a chocar de frente contra ese monstruo, porque tanto en mis fotografías como en mi poesía toco, hablo y hago mío a los símbolos patrios, específicamente la bandera.

“Uso la bandera como soporte o protagonista de mi obra artística, y si eso significa que debe estar enrollada y tirada en la tierra, o dentro de una pecera con agua para lograr la fotografía que quiero, es solo la inquietud artística de un joven que critica lo que ama. No pagaremos un año de cárcel porque alguien interprete que lo que hacemos en el arte con la bandera es una ofensa a la patria, cuando en realidad es todo lo contrario. Daremos la pelea entonces”.

En un reciente artículo publicado por el periódico oficialista Sierra Maestra, “Símbolos nacionales vs enajenación cultural, su autor asume que “la importación de ropas, zapatos, bisutería […] es responsable de que se inunde el campo visual con los llamados símbolos extranjerizantes”, los cuales reduce como único ejemplo a “la bandera de Estados Unidos, el águila imperial, la estatua de la libertad”. Sin embargo, el mismo autor concluye que es preciso debatir cómo la reproducción de nuestros símbolos “ganen espacios entre los niños, jóvenes y menos jóvenes porque en ello va el futuro de Cuba”. ¿Qué crees de estas afirmaciones?

Esto es muy interesante, porque el autor de ese artículo entra de cabeza en un conflicto de identidad cultural. Por una parte, quiere combatir la utilización de símbolos extranjerizantes, y por el otro abrir el debate para la inserción de nuestros símbolos patrios en la sociedad cubana.

“Bien, con el nombramiento de la Ley, se borra todo eso de un tirón. No habrá debate, y además no lo necesitamos. El asunto es muy simple. Tenemos todo el derecho de usar nuestros símbolos patrios como mejor entendamos, que para eso fueron concebidos en primer lugar. Para usarlos en representación de toda una nación. En Cuba se usan símbolos de distintas naciones, pero el gobierno cubano siempre buscará la manera de culpar a los Estados Unidos, incluso sacarlo a relucir en medio de este debate que solo nos incumbe a nosotros. Eso es patético.

 

 

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