Este sábado 7 de marzo a las 12:00 de la noche deben adelantarse una hora las manecillas de los relojes para poner fin al actual horario normal y comenzar el de verano, confirmó el diario oficialista Juventud Rebelde. Una iniciativa de este tipo constituye una práctica internacional, con una gran incidencia en el ahorro de los recursos energéticos, sobre la base de utilizarlos de una forma más eficiente, a fin de que su empleo racional proteja la economía y el entorno natural.
Con la aplicación de la medida, se logra un mejor aprovechamiento de la luz natural en el período de máxima demanda de energía eléctrica, lo cual influye en la disminución de su utilización, sobre todo en el sector residencial, el mayor consumidor.
En general, en los meses de verano los días son más largos, por lo que resulta factible la modificación del horario sin afectar por la mañana la entrada de los estudiantes a las escuelas y de los trabajadores a sus centros.
Su introducción no implica ninguna alteración del tiempo, por el hecho de que el inicio del amanecer siempre ocurre antes de las 7:20 de la mañana, cuando podrá verse claramente.
En el nuevo horario vivimos casi todo el año, no solo por tratarse de una práctica internacional, sino también por su gran impacto en el ahorro de energía.
El hecho es que el cambio de la matriz energética en Cuba resulta vital por su alta dependencia de combustibles importados para la generación de electricidad, mediante el aumento paulatino del índice de utilización de las fuentes renovables de energía (FRE).
Así se prevé en los objetivos estratégicos hasta 2030, según los cuales, no deben incrementarse las compras de hidrocarburos en el exterior y sí reducir los costos de la energía entregada por el Sistema Electroenergético Nacional (SEN) y la contaminación ambiental.
Tampoco puede pasarse por alto que en la situación actual del país influyen las pérdidas considerables en las redes de distribución, mientras que en el caso de las FRE solo son empleadas el 4,3 por ciento, que implican la producción de 18 mil millones de Kw/h anuales- del total de las restantes.
Con vistas a incrementar nuevas capacidades, se construyen bioeléctricas en cercanías de centrales azucareros, instalaciones de energía eólica, solar, fotovoltaica y de hidroenergía, que serán conectadas estas últimas al SEN, en proyectos que contemplan la recuperación de la inversión en un período relativamente breve.
Por tanto, las emisiones del astro rey sobre el territorio nacional pueden convertir a la Isla en una potencia energética a partir de su empleo, el desarrollo del conocimiento y la tecnología.
Si a todo ello se suma el horario de verano, la luz natural, bien aprovechada y mejor distribuida, será garantía de beneficio popular