Estas dos hermanas, ya en camino a la muerte, no tienen las condiciones mínimas para llevar una vejez digna. Enfermas y enflaquecidas por el hambre, viven juntas en una casa sucia, alimentándose gracias a la misericordia de vecinos y familiares.
Ambas han pedido ayuda al Estado, quien no les ha dado nada. Ninguna de las dos puede caminar bien: una tiene cáncer y la otra, asma y una operación de las caderas. No tienen dinero para comprar los medicamentos y no tienen a nadie a quién dirigirse. Se sienten abandonadas por el Estado cubano.
“En casa del pobre la miseria llueve”, así definió su situación una de las dos, al parecer, la más rebelde. En las imágenes se ve una casa sucia, de techo de zinc y madera, de paredes desconchadas.
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Pero nada da peor impresión que la imagen de las dos señoras esqueléticas. La mirada triste parece la de dos mujeres resignadas ya a su suerte, que esperan la liberación en el otro reino, en donde no hay hambre ni desesperación.
Este miércoles un usuario identificado como Dennis Valdés Pilar denunció en Twitter, la historia de un coronel de guardafronteras retirado, que vive en la miseria en Cuba.
Según contó Valdés Pilar en redes, este hombre fue durante 5 años asesor militar en la extinguida URSS, con más de una docena de medallas, misiones y reconocimientos. A pesar de lo anterior, vive en una antigua oficina de la pesca en Casilda, Trinidad, “atestado de moscas, y ranas que duermen junto a él en su cama”.
La población cubana se encuentra entre las más envejecidas del mundo, y se vuelve un reto para las familias de bajos recursos (la mayoría) cuidar a sus ancianos.