Silverio, un documental de José Luis Aparicio Ferrera

Silverio, el  documental, es un sentido homenaje al promotor y creador del Mejunje institución cultural recreativa que ha dejado profunda huella en todos
Silverio, un documental de José Luis Aparicio Ferrera
 

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El Mejunje de Santa Clara celebra por estos días su cumpleaños 36. Esta institución cultural recreativa tiene una historia que ha dejado profunda huella en todos. La ciudad es de alguna manera también ese mejunje donde se mezclan almas bohemias, público, todo en busca de diversidad.

Silverio, el  documental, es un sentido homenaje al promotor y creador de la institución, una de las más emblemáticas del país y sobre todo a la labor de un hombre que decidió ser protagonista y cambiar el curso de las cosas, porque sintió la necesidad de crear un espacio para darle cabida a un público irreverente, incomprendido, a los que eran etiquetados como descarriados y mal visto por la sociedad de los lejanos años setenta.

En apenas 9 minutos y algunos segundos el realizador logra narrar la trayectoria de su promotor Ramón Silverio, quien reconoce desde el inicio del metraje su origen humilde, proveniente del campo remoto, y por ende la solidaridad que aprendió de los más desposeídos, esa necesidad de ayudar al otro se convirtió para él en una actitud ante la vida.

Silverio, logra imbricar en su discurso de manera acertada el material de archivo y la voz en off del narrador( su protagonista), quien en apretada síntesis nos lleva de la mano por aquellos años iniciáticos en el lobby del teatro guiñol de Santa Clara, lugar que en definitiva resultó polémico para los dirigentes de la época.

La propia cámara se convierte en protagonista del documental. El punto de vista del realizador logra atrapar la atmósfera del lugar para entregarnos postales oníricas visualmente hablando, que nos devuelven la utopía realizada de este hombre que hace historia y que ha desafiado a todos, al paso del tiempo, para resistir el embate de cuantos se opusieron a tan noble proyecto comunitario, sobre todo por darle el respeto a una comunidad marginada como lo ha sido y es en alguna medida la comunidad LGBTI.

 

 

En un sentido parlamento Silverio afirma: me propuse hacer un lugar que no discriminara, los que pasan por el mejunje están tocados por esa magia. Es en definitiva esa magia, su esencia lo que atrapa el lente del realizador para hacernos partícipes de toda la trayectoria, donde no faltan: trovadores, rockeros, travestis, poetas, músicos y público en general, tocados todos por ese halo divino, el de un espacio que ya forma parte de la vida de los santaclareños y de los que pasan por la ciudad y sienten como suya esa gran ruina que es el mejunje, que cada día crece en propuestas e instalaciones.

Soy un utópico enfermizo dice Silverio, y esa misma utopía es la que se traduce en imágenes, donde una fotografía recrea los espacios llenos/ vacíos del lugar, para crear esa atmósfera de encantamiento que tiene, donde cada uno hace y tiene su espacio.

Este es un documental que tiene un protagonista y una voz, a él está dedicada esta obra audiovisual, y a su proyecto de inclusión, que mira satisfecho con el paso de los años, y recrea en gran medida la historia de un país y sus etapas de transición.

Una vez más José Luis Aparicio sale airoso de un proyecto ambicioso, de un homenaje al creador y a su obra, fundidos en una sola mirada y en un único aliento, una obra que es en esencia un poema visual a ese hombre que ha tocado lo imposible, y sobre todas las cosas ha hecho realidad más de un sueño para él y para todos.

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