Se conoce que alrededor de un tercio de la vida trascurre durante el sueño y que no dormir conduce a la muerte. Más allá de casos de personas que no duermen, casos que parecen ser anécdotas sin validación científica, la vida como fenómeno requiere de periodos de “desconexión”, necesarios para procesos de reparación y optimización de las funciones vitales. Desde los microbios más elementales hasta el ser humano ubicado en el tope del árbol evolutivo, todos muestran este particular comportamiento. Es como si la vida misma palpitara en latidos de máxima y mínima vitalidad.
¿Qué es un “sueño normal”?
Un sueño normal es aquel que ocurre por la noche, con la profundidad y duración suficiente para que resulte en un despertar con sensación de haber tenido un sueño refrescante y sin la ocurrencia de somnolencia matutina.
De esto se desprende que, si trabajas por la noche y duermes por el día, no es normal. La especie humana es diurna, con adaptaciones para aprovechar la luz solar, esa es la verdad. Si duermes 4 horas y te despiertas listo, energizado y fresco sin somnolencia en las horas de la mañana, entonces está bien, pero debes recordar que el promedio necesario para alcanzar esto es 8 horas de sueño. Esto varía con la edad: mientras más envejecemos menos tiempo necesitamos para “cargar las baterías”.
Conviene entonces conocer algunos de los trastornos del sueño más frecuentes.
1. Insomnio. Es por mucho el más frecuente de los trastornos del sueño. Se estima que hasta un 25% de la población mundial puede sufrir de este mal, que está directamente ligado a la ansiedad y la depresión, así como a otros trastornos mentales. El insomnio se manifiesta como una dificultad persistente en la iniciación y/o en el mantenimiento del sueño.
2. Apnea obstructiva del sueño. Aquí es frecuentemente la pareja quien emite la primera queja, al referir ronquidos del cónyuge, o en ocasiones genuina preocupación porque cree que la pareja se puede “ahogar” en la madrugada. Se caracteriza por somnolencia diurna excesiva con episodios de ronquidos, y ahogamiento durante las noches. La obesidad, hipotiroidismo, e insuficiencia cardiaca son factores de riesgo para esta enfermedad.
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3. Narcolepsia. Este es un trastorno un tanto singular. Se caracteriza por somnolencia diurna excesiva a la vez que puede o no haber episodios de cataplexia, una rara manifestación que consiste en colapso total frente una emoción, dígase por ejemplo algo que de risa o un susto. Puede presentar también dificultad para despertarse con alucinaciones tanto al despertar como al dormirse. Cuando reúne todos estos elementos se le llama Síndrome de parálisis de sueño.
4. Jet lag. Esta es una enfermedad de la era moderna. Se trata de un trastorno de adaptación del Ritmo Circadiano, al atravesar en avión por zonas horarias con más rapidez de la que el reloj biológico puede adaptarse. Usualmente es un trastorno benigno que en unos días se soluciona por sí solo y deja de haber dificultad para dormir en las noches y somnolencia diurna.
5. Trastorno de sueño-vigilia de los trabajadores por turnos. Ocurre que en los trabajadores expuestos a turnos de trabajos nocturnos por demasiado tiempo, el reloj biológico se adapta y ocurre una inversión del patrón vigilia diurna/ sueño nocturno a dormir por el día y estar despierto en la noche. Cuando se restablecen los horarios naturales, gradualmente se retorna a la normalidad.
6. Sonambulismo. Existen muchos mitos sobre el sonambulismo, en el oscurantismo medieval europeo se decía que eran “posesos”. Hoy se sabe que esta condición afecta mayormente a los jóvenes con un pico de ocurrencia alrededor de los 12 años de edad. No solo se trata de caminar dormido, sino también pueden ser actividades más complejas como abrir puertas y otras actividades habituales.
7. Terrores Nocturnos. Es casi exclusivo de la niñez y se caracteriza más que por el clásico miedo a la oscuridad de los niños, por genuinos periodos recurrentes de terror nocturno en el que el niño despierta disociado de la realidad. Este trastorno requiere atención especializada.
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8. Pesadillas. Tener pesadillas por si solas no significa enfermedad, sino que cuando se vuelven recurrentes y con la capacidad de producir una ansiedad y estrés que interfiera en la vida diaria del paciente, entonces estamos frente a un trastorno que necesita atención médica.
9. Síndrome de piernas inquietas. En este trastorno del sueño, sorprendentemente no se manifiesta ni dificultad para dormir ni somnolencia diurna, sino que se verifican movimientos incesantes de las piernas durante el sueño, de lo cual dan cuenta habitualmente aquellos que comparten el lecho con el paciente. El paciente, si se queja de algo, suele ser de adormecimiento de los pies en las mañanas.
10. Bruxismo. Es igualmente mucho más frecuente en la infancia y la juventud, y declina con la edad. Típicamente se trata de rechinar los dientes en la madrugada como resultado del anormal movimiento de los músculos de la masticación durante el sueño. Las consecuencias para la salud dental son de importancia, por eso ante un niño con bruxismo se debe pensar en consultar también a un odontólogo. Se ha relacionado con trastornos de ansiedad, así como a factores genéticos.
Todos los trastornos del sueño pueden ser primarios, es decir, no son causados por nada, sino que son una enfermedad en sí mismos; también pueden ser secundarios a otros trastornos tanto mentales como físicos, de lo que se desprende quizás lo que sería el pilar de este análisis: si descubre que tiene un trastorno del sueño, acuda lo más pronto posible al médico, pues puede tratarse de algo más.