Son 61 años los que cumple la dictadura, pero el pueblo cubano no tiene nada que celebrar, a no ser que alguien con serios problemas mentales crea que la represión y la miseria en que los comunistas han sumido a la isla puedan ser motivo de júbilo.
Los problemas de Cuba desde 1959 hasta la fecha se deben básicamente a que Fidel Castro antepuso su proyecto de vida al proyecto de nación, para lo cual no dudó en aferrarse al poder y erigirse como el primer dictador comunista de América Latina.
Para mantenerse en el poder, el dictador no dudó en implantar desde los primeros años un régimen de terror. Aquí no podemos ver solo los fusilamientos, la persecución y el encarcelamiento de todo el que le hiciera oposición, hay que mirar primeramente a su negativa de restaurar la constitución de 1940 y todo el marco legal que la sustentaba, y luego, a ese grupo de medidas y leyes que impuso a la carrera, incluso las que en apariencia buscaban una supuesta justicia social, como las reformas agraria y urbana.
Los resultados de implantar un régimen de terror en Cuba son visibles en todos los ámbitos de la vida. Para no hacer una lista que sería demasiado extensa, podemos mencionar algunos de los más significativos.
En estos 61 años el pueblo no ha dejado en un solo momento de sufrir los estragos de la dictadura, los cuales han obligado a los cubanos a protagonizar cinco éxodos masivos, a saber: Operación Peter Pan, Camarioca, Mariel, la Crisis de los Balseros en 1994 y, más recientemente, el éxodo que se viene dando desde que en 2012 Raúl Castro eliminó el permiso de salida.
Decir que los cubanos no han hecho nada para zafarse de la dictadura sería una tremenda injusticia. A pesar del miedo comprensible, no han dejado de intentarlo, incluso desde el mismísimo 1959. Sin embargo, el tirano en todo momento empleó la fuerza de una manera desmedida, aun cuando no recurrió a la violencia física, como en el caso de la Nacionalización.
La Nacionalización tuvo un efecto contrario al que había predicado Castro. En lugar de desarrollar al país y dotarlo de una independencia económica, provocó el embargo estadounidense y, como consecuencia de éste, una enorme crisis sin solución hasta el momento. El dictador no vio más opción que alinearse a la Unión Soviética y pasar a formar parte de ese grupo conocido como los países satélites, los cuales tenían dependencia económica de la URSS y como tal debía plegarse a sus intereses geoestratégicos, los cuales nunca les permitieron rebasar la línea de un subdesarrollo que solo sufrió, y sufre, el pueblo.
Cabe añadir que, en esa época, la cual duró hasta 1991, Cuba no volvió ni tan siquiera a ser lo que era antes de 1959. Luego llegó el conocido "Periodo Especial", la peor etapa por la que ha pasado el pueblo cubano bajo el régimen de los Castro. De ahí que hoy más de uno esté temeroso ante la "situación coyuntural" por la que atraviesa el país.
El fin de la URSS fue el golpe más duro que ha recibido la dictadura, la cual, a pesar del descontento popular y todas las carencias por la que pasó el país a raíz de eso, se negó a hacer una reforma económica que redundara en una apertura al libre mercado y, por consiguiente, a las libertades individuales y a un bienestar real. A regañadientes Fidel aceptó abrirse al turismo extranjero y al trabajo por cuenta propia, pero de una manera que solo sirvió para sobrellevar la crisis y no para empoderar a los cubanos.
Así como en 1991 el desabastecimiento del petróleo fue el principal problema para el régimen, lo está siendo hoy a raíz de la crisis en Venezuela y a cuenta de las nuevas medidas y sanciones del gobierno estadounidense. Pero como antes, el pueblo es el que peor lo lleva.
Si bien es cierto que la "situación coyuntural" está lejos de parecerse a los peores años del "Periodo especial", también lo es que el pueblo ya no es el mismo. Hay un sector creciente de la juventud que le ha perdido el miedo al régimen y la sociedad civil cada día se fortalece más, incidiendo en la población y su estado de opinión, y poniendo en jaque a la dictadura con cada movimiento, sobre todo, exponiéndola ante el mundo.
Lo peor de esta historia, o lo mejor, dependiendo del pueblo, es que el puesto a dedo y su gobierno han apostado por la continuidad, cuando los tiempos que corren les piden a grito ponerse de parte del pueblo y la justicia, porque de eso depende la vida de ellos, teniendo en cuenta que la revolución, eventualmente, va a caer.