El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habló con el primer ministro iraquí, Adel Abdelmahdi, después de que cientos de simpatizantes y miembros de milicias chiíes asaltaran este martes la embajada estadounidense en Bagdad, informó la Casa Blanca.
Trump, que permanece en su mansión en Palm Beach (Florida), donde disfruta de unos días de descanso con motivo de las fiestas decembrinas, enfatizó al primer ministro dimisionario y comandante de las Fuerzas Armadas iraquí la "necesidad de proteger al personal e instalaciones estadounidenses en Irak".
En su conversación, ambos líderes hablaron sobre temas de seguridad en la región del Medio Oriente, indicó la Casa Blanca en un comunicado.
Esta llamada fue la única actividad oficial conocida de Trump en este último día del año, en el que se desplazó esta mañana desde su club privado Mar-a-Lago al Trump International Golf Club, donde suele ocupar sus mañanas de descanso jugando al golf, su deporte favorito.
En su cuenta de Twitter, Trump aseguró este viernes que había mantenido una muy "buena reunión sobre Medio Oriente, el Ejército y comercio" sin especificar con quién.
En mensajes previos, Trump había acusado a Irán de "orquestar" el asalto contra la Embajada, que tuvo lugar menos de 48 horas después de que Estados Unidos bombardeara posiciones de las milicias progubernamentales Multitud Popular, a las que acusa de recibir apoyo de Teherán.
"Irán mató a un contratista estadounidense, hiriendo a muchos. Respondimos con contundencia, y siempre lo haremos", agregó Trump en referencia al incidente que llevó a EE.UU. a lanzar los ataques del domingo.
En su serie de mensajes, Trump aseguró que esperaba que Irak usase sus "fuerzas para proteger" la Embajada y aviso a Irán de que les "harán completamente responsables" de lo que ocurra en su legación diplomática.
Lea también
"Para esos millones de personas en Irak que quieren libertad y que no quieren ser dominados y controlados por Irán, ¡este es su momento!", dijo Trump en Twitter.
El asalto a la Embajada se produjo dos días después de que Washington atacara posiciones de milicias chiíes en el oeste de Irak en respuesta a la muerte el pasado día 27 de un contratista norteamericano por el impacto de proyectiles en la base militar K1 de Kirkuk, en el norte de Irak.
Washington responsabiliza de esta muerte a las milicias chiíes y, en concreto, a Kata'ib Hizbulá (KH), que opera bajo el paraguas de la Multitud Popular.
Partidarios e integrantes de esas agrupaciones armadas acudieron este martes a la Embajada estadounidense después de participar en los funerales de las víctimas del bombardeo del domingo y consiguieron entrar en una parte del complejo, que quemaron por completo.
Varias horas después de que diera comienzo el asalto, las fuerzas de seguridad iraquíes se desplegaron en los alrededores de la sede diplomática.
Abdelmahdi, quien pidió infructuosamente a los manifestantes que se retiraran de la zona, aseveró en un comunicado que "cualquier ataque contra embajadas y misiones diplomáticas va a ser impedido y castigado severamente".
El secretario de Defensa de EE.UU., Mark Esper, anunció este martes el envío de "fuerzas adicionales" para apoyar al personal de la Embajada en Bagdad.
Por su parte, un portavoz del Departamento de Estado explicó en una nota que el personal de la embajada "está segura" y rechazó que haya habido "irrupción" en la legación diplomática.