El régimen cubano -a través de los periódicos oficialistas- continúa su arremetida contra el célebre escritor, Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa.
Este domingo apareció un texto en Granma que llamaba al peruano como "un agorero del mal para los cubanos y un fiel servidor a los intereses estadounidenses y de la derecha más rancia de Europa".
Sin embargo, el autor no pudo dejar de reconocer en el tercer párrafo, que este escribe buena literatura. Al parecer, un desliz del periodista de turno.
"Seguro llevará con él algunos de sus libros para que recuerden que él es el escritor, aunque parezca más un enviado del mal, que se aferra en compartir tiempo y espacio político con las posturas de un Luis Almagro, secretario general de la OEA, un José María Aznar, expresidente del gobierno español, o los que imparten orientaciones –no literarias– desde el Departamento de Estado estadounidense", agrega el diario comunista.
El 7 de diciembre, Vargas Llosa afirmó en Miami que tiene la impresión de que el pueblo cubano "en cualquier momento" va a dar una "sorpresa" y se declaró más optimista que pesimista sobre el futuro cercano de América Latina.
En una entrevista con Radio Televisión Martí, el escritor peruano opinó que aunque "el pueblo cubano desgraciadamente sufre hace 60 años una dictadura terrible", las "raíces" en favor de la libertad y la democracia en ese país no han sido arrancadas.
"Yo creo que esas raíces están allí y que en cualquier momento el pueblo cubano nos va a dar una sorpresa", declaró.
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Lo anterior no fue tomado nada bien por el régimen de La Habana, quien respondió mediante la oficialista Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
"En su más reciente diatriba contra los pueblos de Nuestra América -dice la UNEAC-, Vargas Llosa presagió y, a su vez, ofreció pronósticos desacertados sobre la isla caribeña, mientras estimuló la iniciativa de un levantamiento interno que, a todas luces, implicaría el respaldo del gobierno de los Estados Unidos y sus aliados".
El pronunciamiento acusa al Premio Nobel de Literatura de guardar "silencio cómplice sobre el convulso contexto político y las protestas en Chile, Colombia y Brasil; lo que evidencia su deterioro intelectual y desconocimiento en torno a la realidad latinoamericana".
Según la misiva, el autor de La fiesta del chivo ocupará 'junto a su bien ganado reconocimiento literario, un sitio en la historia universal de la infamia'.