A finales de marzo último fue noticia la protesta de un grupo de congoleños en Cuba, estudiantes de Medicina, frente a la Embajada del Congo en La Habana.
En esa ocasión la sede diplomática— ubicada en Quinta Avenida, entre 10 y 12, Miramar— fue protegida por un amplio dispositivo policial.
Esta semana vuelven a ocupar titulares los estudiantes congoleños, que continúan exigiendo se les pague el estipendio al que tienen derecho como parte de su beca, el cual tiene un retraso de más de 27 meses.
Un custodio de la Embajada del Congo relató a ADN CUBA que cuando los estudiantes llegaron a la sede diplomática, no les quedó más opción que dejarlos entrar.
“Nuestro problema no es contigo, me dijeron, pero si no te quitas del medio hasta tú también vas a coger palo”— dijo el guardia.
Se trata de unos 800 estudiantes que protagonizan una huelga dentro de las residencias estudiantiles porque la policía cubana los tiene rodeados para impedirles la salida.
Las imágenes de los policías golpeándolos y amenazándolos con pistolas se han hecho viral en redes, pero a pesar de eso los congoleños se mantienen firmes en sus demandas: el pago íntegro de lo que su gobierno les debe o que los regresen al Congo.
El gobierno de La Habana ha elegido la represión al diálogo.
Si las autoridades cubanas le hubiesen exigido al Congo cumplir con el pago a los estudiantes, algo que formaba parte del acuerdo de becas, quizás la situación no hubiera llegado a la violencia.
Ahora bien, el estado cubano prefiere la fuerza porque es una oportunidad de mostrar músculo; es la oportunidad de emplear a los antimotines y hacerle llegar un mensaje al pueblo: de ser necesario, el régimen cuenta con tales unidades.
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No es primera vez que el gobierno emplea a las fuerzas especiales para reprimir a estudiantes extranjeros.
En el 2010 un grupo de estudiantes pakistaníes que residían en Jagüey Grande, fueron víctimas de represión por parte de escuadrones antimotines tras protagonizar una protesta en las tres escuelas donde estudiaban, y residían y de las que no tenían permitido salir.
En aquella ocasión los estudiantes protestaban por las pésimas condiciones de vida en las que se encontraban, privados de una alimentación acorde a su religión, sometidos a un encierro por más de dos años cual campo de concentración, y limitados a una pizarra y algunos libros, porque en todo ese tiempo nunca se les permitió entrar a un hospital, un policlínico, o tan siquiera un consultorio del médico de la familia.
A raíz de ese incidente, al menos 10 de esos estudiantes fueron regresados a Pakistán.
En el transcurso de esos días las imágenes de la escuela Máximo Santiago Haza, una de las tres donde residían los pakistaníes en Jagüey Grande, mostraron a un fuerte dispositivo antimotines, con grúas, francotiradores y fusiles de asalto con bayonetas caladas.
Pero aquello ocurrió en el medio de un campo de cítricos inmenso, a más de dos kilómetros del pueblo, una situación completamente diferente a la de los estudiantes del Congo, que se encuentran en los terrenos de la Facultad de Medicina Salvador Allende, en el municipio Boyeros, La Habana.
Tampoco es la primera vez que estudiantes de otras nacionalidades protestan por el impago de sus mensualidades.
En enero último un grupo de estudiantes de Kenia residentes en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), tenían la disposición de regresas a su país de no solucionarse cuanto antes los problemas que estaban teniendo en Cuba, según informó el diario Standard de Nairobi.
En 2013 alrededor de 190 sudafricanos, estudiantes de medicina, realizaron una huelga en contra de las malas condiciones de los albergues y la alimentación, y para reclamar un aumento de los estipendios. Resultado: le fueron canceladas sus becas y los devolvieron a su país.
Asimismo en 2015 el primer grupo de estudiantes de medicina provenientes de la República del Congo, protestaron en la residencia del embajador de ese país en La Habana, por atraso en el pago de las becas. En aquella ocasión el entonces embajador, Pascal Onguiémbi, intentó repatriar a seis estudiantes que formaban parte del comité sindical de defensa de los derechos de los estudiantes de medicina provenientes de ese país, pero el presidente del Congo no se lo permitió e hizo que los estudiantes recibieran parte de sus estipendios atrasados.
Hoy todo parece indicar que los gobiernos de Brazzaville y La Habana deberán tomar medidas más drásticas ante la negativa a ceder a los reclamos de los futuros médicos, quienes hasta este momento se mantienen en resistencia pacífica sin asistir a clases, a pesar de las presiones y luego de dos reuniones con las autoridades de del Ministerio de Salud Pública, la Universidad de Ciencias Médicas y funcionarios de la Embajada del Congo.