El opositor José Daniel Ferrer contó a sus familiares, durante la visita de ayer 3 de diciembre, que podría perecer antes del próximo encuentro, pues su salud está deteriorada y es víctima de torturas en la prisión Mar Verde, en Santiago de Cuba.
Ana Belkis Ferrer, hermana del preso político, contó en Facebook que esta fue la segunda visita en dos meses. La esposa de Ferrer, la doctora Nelva Ortega Tamayo junto a los hijos Daniel José y Fátima Victoria Ferrer Cantillo pudieron entrar a ver al disidente.
Fátima dijo a su tía que “su valiente padre está muy mal, y les dijo que no sabe si para la próxima visita lo encontrarán vivo o muerto”.
“Las torturas tanto físicas como Psicológicas son cada vez mayores y no sabe por cuánto tiempo más su organismo pueda resistir”, acotó Ana Belkis desde el exilio.
Ferrer no pudo ver a su hijo José Daniel Ferrer Cantillo pues las autoridades carcelarias de Mar Verde lo impidieron como castigo al joven, por manifestarse el 15 de noviembre.
La organización sin fines de lucro, Prisoners Defenders (PD) se manifestó a favor del preso político y recalcó la necesidad de protección para Ferrer.
“Régimen de #Cuba está matando a @jdanielferrer Ataques sónicos, psicofármacos, negación a comida de la familia, sin atención médica, encierro inhumano entre 4 paredes, sin ver el sol e incomunicado. Lo matarán. @JosepBorrellF RESPONSABILIDAD DE PROTEGER ”, reza un tuit reciente de PD.
Ferrer llama a la unidad del pueblo cubano
Ferrer convocó, recientemente, a una jornada cívica en defensa de los derechos humanos e informó que realizaría una huelga de hambre durante 10 días.
Con respecto a los momentos que vive la causa por la libertad de Cuba, declaró que “Es importante que estemos muy unidos, dialoguemos, nos entendamos porque de nuestra comprensión depende la fuerza de nuestra lucha, la torpe desconfianza no construye ni fortalece, por eso es que debemos estar en estrecha sintonía y no andar cada cual por su lado”.
La salud del opositor continúa siendo delicada, sus dolores de cabeza persisten y también el zumbido en unos de sus oídos.
Denunció, además que “no puedo escribir, tengo derecho a lápiz y papel. Estoy en una cárcel en condiciones medievales”.
Él régimen permitió la primera visita a Ferrer el 8 de octubre, y se refiere que no han cesado las vejaciones en su contra.