Dos bebés murieron el pasado 7 de abril en el Hospital General Docente “Dr. Agostinho Neto”, de la provincia Guantánamo. El fallecimiento está ligado al uso de un medicamento en el servicio de neonatología de ese centro hospitalario.
El Ministerio de Salud cubano (Minsap) informó que se le administró un bulbo de Ampicillín a seis recién nacidos; cuatro de ellos debutaron con inestabilidad hemodinámica y requirieron ventilación mecánica, según comunicó el oficialista Cubadebate.
“Dos de ellos fallecieron, por lo que transmitimos las más sentidas condolencias a los familiares. Los dos restantes pacientes se encuentran críticos estables” resaltó la publicación.
Por el momento el Minsap constituyó una Comisión Nacional para estudiar las causas que originaron el evento y tomar las medidas precisas con los implicados.
Niña cubana muere tras administrarle vacuna
El 9 de octubre de 2019 la pequeña de un año Paloma Domínguez Caballero moría en Cuba tras haber recibido una dosis de la vacuna PRS, administrada dos días antes en el Policlínico “Betancourt Neninger”, en el municipio Habana del Este, de la capital de la Isla. Su madre Yaima Caballero, una madre cubana, lo denunció en redes.
Posteriormente el Minsap informaba los resultados de la investigación realizada para esclarecer lo que el propio ministerio ha calificado como “un evento adverso asociado a la vacunación con PRS” (aplicada contra Parotiditis, Rubéola y Sarampión).
Según el informe, todos los niños fueron ingresados de inmediato tras aparecer los síntomas “y recibieron atención médica en los servicios intensivos de los hospitales pediátricos ‘Borrás-Marfán’ y Centro Habana”.
Paloma falleció el día 9 de octubre “como consecuencia de las complicaciones”, mientras las otras dos niñas “se recuperaron y fueron dadas de alta” luego de recibir el tratamiento intensivo.
Las autoridades cubanas aseguran que una Comisión del MINSAP se encargó de esclarecer el asunto.
Una de las conclusiones de la investigación es que la vacuna PRS que se aplicó a las niñas ese día “es importada”, y además “precalificada por la Organización Mundial de la Salud, certificada y aprobada para su uso por el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED)”.
Luego la comisión afirmó que los síntomas que presentaron las niñas son compatibles con “un Síndrome de Shock Tóxico”, provocado por la bacteria Estafilococo aureus.
La bacteria en cuestión habría sido identificada por los científicos durante el proceso de investigación.
Las autoridades aseguraron que lo sucedido “no está vinculado a las propiedades intrínsecas y de calidad de la vacuna PRS”, pues alegan haber comprobado que “el lote y diluente utilizado” se encuentran en condiciones que avalan el uso.
Las causas del lamentable suceso habrían sido entonces “violaciones de las normas establecidas en la vacunación, provocados por negligencias durante el proceso de conservación, preparación, manipulación y exposición del bulbo utilizado”.